La varias veces anunciada etapa del pico más alto de la pandemia finalmente está llegando al Paraguay y la proyección que brindan los especialistas es que se incrementará aún más, debido a la mayor circulación del virus en las comunidades y a los muchos casos de personas contagiadas sin nexos que diariamente se están detectando.
Ni siquiera la folclórica práctica de haber consumido la popular bebida conocida como carrulim (un preparado de caña, ruda y limón) el 1 de agosto, como un conjuro para evitar los males que trae esta temporada, podrá evitar que la situación se agrave si a la vez dejamos de poner en práctica las medidas recomendadas por los expertos en salud pública.
El inicio de agosto registra un promedio de 2,3 fallecimientos por día, tomando las estadísticas de los primeros cuatro días.
Aunque la proporción de las muertes por Covid-19 en nuestro país es mucho menor que el de varios países vecinos, la tendencia actual resulta preocupante, especialmente en Ciudad del Este y otros municipios del Alto Paraná; en la capital, Asunción, y en varias ciudades densamente pobladas del Departamento Central. Hasta ahora, las localidades de Limpio, San Lorenzo y Luque son las que tienen más casos activos en esta región.
En los próximos días, las autoridades sanitarias deberán decidir si estas poblaciones pasan a la siguiente fase, permanecen en donde están, o si incluso deben retroceder hasta una fase cero o cuarentena casi total, como ha ocurrido con Ciudad del Este.
Son decisiones que, si resultan en mayores restricciones, afectarán aún más a la golpeada economía, a la paralización de los comercios y a la crisis laboral de miles de familias.
El riesgo de la salud pública requiere, sin embargo, que la ciudadanía se ponga en máximo estado de alerta y asuma una mayor conciencia y responsabilidad para mantener los cuidados necesarios, buscando evitar una mayor propagación de la enfermedad.
El hecho de que el Gobierno, a 150 días de iniciada la cuarentena ante la pandemia del coronavirus, no haya logrado preparar adecuadamente el sistema de salud pública para hacer frente a un posible pico de la enfermedad, debido a haberse envuelto en vergonzosos casos de corrupción en la compra de equipos e insumos médicos, no debería ser una excusa para que los ciudadanos se relajen en seguir implementando las medidas de protección.
Por el contrario, la declarada ineficacia gubernamental debe motivar a la población a cuidar aún más los hábitos de higiene, insistir en el uso de mascarillas y en conservar el distanciamiento físico.
Si el Estado, envuelto en graves hechos de corrupción que siguen protegidos por la impunidad, no nos cuida lo suficiente, no nos queda otra alternativa que cuidarnos entre todos.