Liverpool volvió a demostrar por qué es uno de los equipos más grandes de Inglaterra y de Europa, sacando toda su mística copera en Champions League. Diezmado en su plantel se le plantó al Barcelona de Lionel Messi y lo derrotó por 4-0 para meterse a la final del 1 de junio en Madrid.
Estar 0-3 abajo parece algo normal en la historia de los Reds de Anfield, que tuvieron el apoyo de su público, ese que cantó siempre.
Lo vivió en la final de Estambul (Turquía) en el 2005, donde perdía 0-3 ante Milan y en la complementaria igualó 3-3 y llevó la definición a penales, donde un desconocido portero polaco Jerzy Dudek le dio el título de campeón al Liverpool.
Con ese antecedente, pero con las bajas de Mohamed Salah y el brasileño Roberto Firmino, buscó hacer otra hazaña y lo consiguió.
Se adelantó a los 7’ con el tanto de Origi, pero el primer tiempo no pudo ser dominante ante un Barcelona que siempre esperó. Pero con la fuerza que caracteriza a este equipo inglés, y el ingreso del holandés Georginio Wijnaldum, se cambió la cara. A los 53’, Wijnaldum marcó el 2-0 y a los 55’, nuevamente marcó el holandés para el 3-0.
Pero el toque de gracia lo dio Origi, tras un córner de Alexander-Arnold que sorprendió a una dormida defensa azulgrana para aplicar el cuarto golpe letal.
Nunca caminarás solo
Es el himno más tradicional que tiene una hinchada en el mundo, entonado por los aficionados del Liverpool. Un cántico que tiene su nacimiento en 1963, pero cobró mayor trascendencia y significado tras la tragedia del estadio de Hillsborough, cuando en 1989, 96 hinchas del Liverpool fallecieron en una avalancha.