Los más peligrosos momentos de la vida cívica en él país son aquellos establecidos entre un comicio y otro. Ahí se comenten los más graves perjuicios contra la cosa pública. Todo se consiente porque “estamos en periodo electoral” y todo se justifica sobre las bajas defensas de los perdidosos. Cuando deberíamos poner más atención más desatentos y cansados nos encontramos. En esos entretiempos es posible reducir la inversión educativa, aumentar el déficit fiscal, contraer deudas, entregar soberanía y declarar persona notable a la miss Paraguay. Todos están concentrados en otra cosa por lo que es más fácil robar, degradar y apesadumbrar.
Acaban de asumir los nuevos administradores de 261 distritos en todo el país. Cada día son más porque con eso se satisface a la clientela política siempre ávida de recompensas tras invertir su tiempo y su esfuerzo en la política. Es el tiempo de compensar a los inversores que presentan sus carpetas para los contratos de bienes y servicios como también los que buscan un salario para la clientela que sostenga el tinglado de las prebendas. Todos quieren estar con el caballo ganador y muchos abandonan a los perdidosos afirmando que no lo conocían. Asi es posible ver como algunos dejan cargos para los cuales estaban más adecuados por estar con el ganador del momento que también se justifica ante sus críticos antes de acabar en prisión por algún hecho de corrupción anterior. El ex ministro de salud de Cartes acepta ser director de un ignoto policlínico municipal con lo cual será llamado “señor director” y habrá satisfecho su vanidad. Pero lo más peligroso es lo que sucede bajo el puente.
Las transacciones de los proveedores es donde está el dinero. El combustible de la acción política. Ahí se negocian los cupos de intereses y también los votos para pasar tal o cual ordenanza. Para afuera dicen que son los intereses de la ciudadanía cuando todos los actores saben muy bien que todo se reduce al intercambio de favores y negociados. La Contraloría llegará siempre cuando todo haya sucedido y el daño patrimonial consumado. Las cuestiones estructurales que deberían acometer tendrán largas reuniones que terminan en la nada mientras la decadencia de la ciudad continúa imparable ante los ojos de los contribuyentes. Los comerciantes del centro se quejaran del robo y la violencia del bajo mientras los políticos dirán que los ribereños son parte de los votos comprados que justifican su presencia. Los mercados, máquinas de juego de azar, prostíbulos y casinos clandestinos seguirán contribuyendo a que el sistema siga fuerte y firme. Como en una novela de Dickens, el ambiente sombrío, oscuro y obsceno seguirá siendo la norma. La calle puede que tenga el número de 7 pero seguro la joda seguirá igual. No hay ninguna razón que nos haga pensar diferente.
En los entretiempos vive la verdadera política paraguaya. Lo que parece tiempo ordinario solo sirve para entretener, confundir y hacer creer que somos un país serio. Estos periodos lamentablemente son muy largos. Acabadas las municipales ya estamos en campaña para las nacionales del 2023 y cuando eso termine comenzarán las municipales del 2025. Siga el baile con el mismo bailarín mientras la justicia como siempre duerme el sueño de los justos y se auto concede la permanencia hasta que la parca se los lleve.
Buen provecho, mucha paciencia y sin lloro es lo que nos desean los protagonistas a quienes financiamos la joda y el eterno entretiempo.