Decenas de mamás y papás de niños con epilepsia refractaria, cáncer y otras patologías que encontraron resultados positivos con el uso de cannabis medicinal, participaron ayer del primer taller de autocultivo de cannabis en la Plaza Italia de Asunción.
Esta iniciativa es impulsada por Mamá Cultiva Paraguay en respuesta al incumpliendo de la Ley Nº 6007, “Que crea el programa nacional para el estudio y la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”, en lo que refiere a garantizar a los enfermos el acceso gratuito al aceite de cáñamo y demás derivados de cannabis, según la vicepresidenta de la organización, Rebecca Soilán.
Comentó que 20 personas por día solicitan a Mamá Cultiva, a través de sus redes sociales, el aceite de cannabis para mejorar la calidad de vida de sus seres queridos. Esto, mientras las farmacéuticas buscan beneficiarse –dice– con licencias para la producción y venta, al tiempo de que las instituciones no cumplen en equipar un laboratorio público para proveer gratuitamente el aceite a los enfermos.
Mamá Cultiva no tiene el aceite, pero para paliar esta necesidad organizó el taller que consistió en la introducción del cannabis medicinal, el comienzo del cultivo, maduración y cosecha, además de la entrega de 500 kits de autocultivo, que contienen un pote de sustrato orgánico y dos semillas de autocultivo.
TRABAJO. Los cultivadores solidarios Julia Pineda y Andrés Mendoza explicaron que la planta para uso medicinal debe tener un buen origen para poder utilizarla en patologías específicas. Por ahora, las mamás procesan el cáñamo proveniente del microtráfico, de una mala cosecha, fumigados y con hongos, exponiendo la salud de los pacientes. “Venimos a recalcar la soberanía genética del cannabis que se cultiva en Paraguay, el sustrato orgánico y el autocultivo. Tenemos que sacar el prejuicio hacia la planta de marihuana, es un pohã ñana”, indicó.
Andrés Olivera, otro de los cultivadores solidarios, comentó sus experiencias. Que tuvo chikungunya hace cuatro años que le dejó como secuela la enfermedad crónica llamada fibromialgia, que le obligó a consumir medicinas muy fuertes que le hacían mal. Buscando alternativas se topó con el cannabis, primero empezó a fumar, sintió mejora, investigó hasta llegar al aceite y notó los beneficios para la salud.
“Hay mucha mala información sobre esto, la gente no tiene claros muchos conceptos sobre la planta. La OMS ya se pronunció hace unos meses, ya no debe ser considerada una droga, no genera dependencia. La harina, el azúcar y el alcohol están por encima del cannabis”, dijo Andrés.
Mamá Cultiva propone incluir el autocultivo y a los cultivos solidarios dentro de los protocolos de fiscalización de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).