El pastor detalla que el 80% de los adolescentes que acuden al hogar fueron abandonados por sus padres, o son de familias disociadas, o pasaron por algún tipo de abuso, por lo que en principio quedan en las calles a merced de los peligros y los vicios.
“Esta situación debía arreglarse de alguna manera, si no el chico, cuando llega a los 15 o 16 años, empieza a repetir con otros las situaciones que lo llevaron a estar de esa forma y es lo que hacemos en Betel, pero acompañados de la familia, que es la clave de la recuperación”, refirió don Ricardo.
Relató que en la fundación realizan terapias ocupacionales en confitería y otras profesiones, con las que enseñan a los adolescentes a elaborar masas con los mejores productos y la venta del producto ayuda al sostenimiento de la fundación.
Comentó que el último fin de semana de enero realizarán un campamento con los jóvenes y sus familiares, en el que impartirán charlas y compartirán juegos con la finalidad de fortalecer la relación familiar.
“Son tres días de reconciliación familiar, en la última noche, que es la más emotiva, se prende un fogón, los chicos escriben en una hoja las cosas que quieren desechar de sus vidas, las arrojan al fuego mientras cantamos y meditamos sobre la palabra de Dios”, reveló el pastor.
Ambos locales, de Capiatá y Villa Elisa, tienen una capacidad para 60 jóvenes varones, a partir de los 18 años.