Aunque en momentos de escribir este editorial crece la expectativa de que dos de los cinco secuestrados que permanecen en manos del grupo criminal armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y del otro grupo relacionado, Ejército del Mariscal López (EML), puedan llegar a ser liberados, en los demás hogares se vivirá nuevamente una Navidad con la sentida ausencia de los seres queridos forzosamente mantenidos lejos de sus familiares.
El caso más sentido será el del oficial de policía Edelio Morínigo, que cumple 1.269 días de ser mantenido cautivo por el EPP, sin que sus parientes sepan ninguna otra noticia acerca de su situación, luego del video que se había divulgado en octubre de 2014, antes de la liberación del joven Arlan Fick, ocurrida justamente en la Navidad de ese año.
Esta será la cuarta Nochebuena que la familia Morínigo Florenciano deberá compartir sin Edelio en su humilde hogar de Arroyito, Concepción. También se sentirá la misma ausencia en el hogar del productor menonita Abrahán Fehr, de la colonia Manitoba, quien cumple 870 días de permanecer secuestrado, y en el del ganadero Félix Urbieta, de Horqueta, quien lleva 438 días de cautiverio. En el caso de los dos menonitas más recientemente secuestrados, Franz Hiebert (que cumple 125 días de cautiverio) y Bernhard Blatz (114 días), de la colonia Río Verde, se sabe que los familiares han cumplido con las exigencias de los secuestradores, entre ellos el público reparto de víveres a sectores humildes de la población como una forma de chantaje del grupo criminal, y ahora aguardan su liberación.
No resulta fácil ponerse en la piel de estas familias, que en estos días próximos a la Navidad han compartido mensajes de ánimo para sus familiares y sus esperanzas de obtener nuevas noticias sobre la situación en que se encuentran, pidiendo que sean liberados.
En esta Nochebuena, que es un tiempo de alegría, como también de reencuentro familiar y solidaridad, no debemos olvidar a los compatriotas que sufren carencias, especialmente a quienes pasarán esta celebración cristiana sin la presencia de sus seres queridos.
La recordación de estos compatriotas que permanecen secuestrados no solamente debe ser emocional, sino que nos debe motivar a un compromiso por seguir reclamando activamente su liberación, por exigir que las autoridades del Gobierno y la Justicia se ocupen con más interés y eficacia del problema, sin olvidar la millonaria inversión que el Estado realiza en las acciones de la Fuerza de Tarea Conjunta, pero que hasta ahora ha dado muy escasos resultados. Debe ser parte de este compromiso seguir reclamando que nos puedan garantizar a todos los habitantes el derecho a la seguridad y a condiciones de vida digna en el país.