“Estamos ante dos hechos muy importantes que nos preocupan. En primer lugar, estamos ante una realidad de que el 10% de nuestras embarazadas, a nivel regional, son menores de 19 años. Tenemos todavía embarazos precoces en adolescentes y existe aún mucho déficit en cuanto a la educación sexual en todas las áreas”, arrancó.
Reconoció que como Salud Pública se debe asumir la responsabilidad de “insistir y promover la salud sexual reproductiva ya sea en las escuelas, en los colegios”, así como en la comunidad partiendo desde casa.
“En nuestros hogares se debe hablar sobre la salud sexual y en los colegios, en las instituciones educativas también tienen una gran responsabilidad con la educación sexual. Muchas veces, tenemos todavía el tabú de que si hablamos de educación sexual, hoy en día es muy vidrioso, así como el tema del género, etcétera. Pero es importante hablar sobre este tema”, recalcó.
Peña insistió en que el embarazo precoz es un flagelo que golpea como cruda realidad y que, incluso, se da como resultado de la violencia y la vulneración de derechos.
“Tenemos niñas de 11 y 12 años embarazadas, si bien son la mayoría por violencia sexual”, apuntó al añadir que la mayor cantidad de embarazo temprano se da entre 14 a 16 años de edad.
Otro déficit –dijo– es la prevención del segundo embarazo del adolescente. “La niña que se embarazó por primera vez, creemos que fue por alguna falta de educación sexual; pero si se da un segundo embarazo y ya pasó por un sistema de salud”, refirió. Es así que, a su criterio, es una responsabilidad de Salud Pública “evitar ese segundo embarazo”. Porque, “si el primero ya implica riesgo físico, el segundo hay que evitar”, remató.