Tras un debate de investidura muy tenso y agitado desde el último sábado, Sánchez fue investido ayer presidente con 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones, en la segunda votación celebrada en el Congreso, para la que se requería únicamente una mayoría simple.
Esta victoria de Sánchez supone que España tendrá el primer gobierno de coalición de su historia reciente (el último fue durante la II República en la década de 1930), pero también el Ejecutivo más inclinado a la izquierda y el que logró un apoyo más apretado en el Congreso.
BLOQUEO DE 254 DÍAS. Esta votación pone además fin al bloqueo político que vivía España desde las elecciones generales del 28 de abril pasado, en las que venció el Partido Socialista (PSOE) de Sánchez, pero tras las que no pudo formar una mayoría de gobierno, por lo que fue necesario repetir los comicios el 10 de noviembre, con nueva victoria socialista.
Fueron en total 254 días de bloqueo político que concluyeron con el nuevo anuncio, recibido con un grito de alegría y aplausos por parte de la bancada socialista, y por los diputados de la formación izquierdista de Unidas Podemos (UP).
Tras la votación, Sánchez saludó a los diputados de su partido, junto a su emocionado socio de coalición, Pablo Iglesias, líder de UP. Sánchez formó mayoría con el apoyo de la formación izquierdista UP, con la que hará una coalición formal, que tendrá el apoyo de varios pequeños partidos regionalistas y nacionalistas.
Aunque en Europa son habituales los gobiernos de coalición, es extraño ver a socialistas con partidos a su izquierda, ya que compiten por el mismo electorado. En el caso de PSOE y UP, esta coalición es compleja, porque pese a la unión de Sánchez e Iglesias con promesas de cooperación, en el pasado mantuvieron una dura rivalidad.