En primer lugar, cada vez que se produce un incremento en la cantidad de casos, golpea proporcionalmente al número de comensales, pues muchos, dependiendo de su perfil y edad, concurren menos a comer fuera de la casa. Por otro lado, el sector también hace frente a los aumentos de precios de los insumos, que encarecieron los costos del menú. Y, al mismo tiempo, los referentes gastronómicos se muestran muy preocupados por lo que pueda sobrevenir en los próximos meses, más que nada por la derogación de la Ley de Emergencia el pasado 31 de diciembre, que constituía un gran apoyo para este sector, pero que ahora tropieza con la excesiva dilación del Congreso para que se apruebe su extensión.
Gracias a la vigencia de esta ley, el sector gastronómico podía mantener aparte de su personal con suspensión laboral, sobre todo a aquellos trabajadores vulnerables, como las personas de más de 60 años, o con enfermedades de bases y a embarazadas.
Oliver Gayet, presidente de la Asociación de Restaurantes del Paraguay (Arpy), indicó que ahora los locales asociados a este gremio no cuentan con personal suspendido, a pesar de que tenían el visto bueno del Ministerio de Trabajo de mantener las suspensiones de cierto porcentaje de sus empleados hasta marzo de este año. Esto, debido a que la Ley de Emergencia feneció el 31 de diciembre del 2021, por lo que tuvieron que levantar las suspensiones vigentes, debido a que el Congreso sigue retrasando la aprobación de su extensión.
“Esto hizo que muchos de nuestros trabajadores estén hoy en día en el freezer, sentados en su lugar de trabajo, sin tener trabajo. La gran mayoría de los suspendidos son personas con enfermedades de base y embarazadas, a las que manteníamos en sus casas, para que estén más seguras y no en el lugar de trabajo, a pesar de que hasta ahora no tuvimos contagios. Hoy en día, estas personas deben asistir al trabajo, ¿por qué?, porque el Congreso no se pone de acuerdo con la Ley de Emergencia”, se quejó.
AFORO. El dirigente gastronómico también refirió que si bien la actual reducción de aforo para los eventos no les afecta directamente, los restaurantes ya habían sufrido la disminución de la cantidad de comensales cuando volvieron a abrirse después de la cuarentena de marzo a julio de 2020.
“Hace muchísimo tiempo que nosotros tenemos un aforo del 50% de los clientes y no creo que volvamos a la normalidad en poco tiempo”, indicó Gayet.
Dijo que esa reducción en la cantidad de personas que pueden comer en un restaurante les está afectando desde que volvieron a la actividad, aunque a algunos locales, de acuerdo al perfil de clientes que reciben, les afecta en menor o mayor medida.
“Esta limitación nos afecta mucho, aunque depende mucho del perfil de clientes que reciba cada restaurante, porque aquellos a los que acuden más los jóvenes son totalmente diferentes, hay más movimiento. Parece que la tercera dosis hace sentir a los jóvenes más seguros. Después tenemos a aquellos que se sienten invencibles, por lo que esos restaurantes mantienen un buen nivel de comensales”, refirió.
Optimismo sobre recuperación
Paralelamente, Néstor Filártiga, anterior titular de Arpy, quiso mostrarse un poco más optimista sobre lo que se viene para el sector gastronómico para este año, resaltando que en enero notó que la cantidad de comensales recibidos en su local no varió mucho en comparación con lo experimentado el año pasado, lo que consideró un punto positivo en medio de tanta incertidumbre.
“Enero para mí es una sorpresa. Está casi igual que a los meses anteriores, lo que me parece un indicador relevante y bastante positivo”, señaló Filártiga, más aún si se tiene en cuenta cómo se está presentando el inicio de año con la elevada cantidad de casos positivos de ómicron.
De todas maneras, el referente gastronómico también hizo mención a que la situación actual de los restaurantes dista mucho de lo que era antes de la pandemia. Expresó su esperanza de que el 2022 sea el año de la recuperación económica para el sector.