12 sept. 2025

El riesgo de arreglar el avión de la educación en pleno vuelo

El anuncio de que por este año ya no se retornará a las clases de manera presencial, debido a la pandemia del Covid-19 y se concluirá el año lectivo con clases virtuales, ha generado una fuerte polémica en el ámbito educativo. Aunque se considera que la decisión es atinada desde el punto de vista sanitario, pues previene las posibilidades de un contagio masivo, existen muchas dudas acerca de la sostenibilidad, ante la falta de una adecuada infraestructura y de debida preparación para impartir aulas en el formato digital. En lugar de poner trabas hay que apoyar el proceso y solucionar los problemas que se vayan presentando, atendiendo a diferenciar la realidad urbana, suburbana, rural e indígena.

El dilema de la educación ante la pandemia de Covid-19 resulta tanto o más grave como la que enfrentan otros sectores, ya que no existen posibilidades de poder retornar pronto a las clases de manera física sin exponer a miles de alumnos y docentes al peligro de un contagio masivo.

Ante esta situación, el ministro de Educación, Eduardo Petta, anunció que durante el 2020 ya no se impartirán clases de manera presencial y se culminará el año lectivo con clases virtuales, apelando a las herramientas tecnológicas.

La decisión generó una fuerte polémica, especialmente en el ámbito educativo. Gremios de docentes y estudiantes cuestionan la medida, apuntando que no hay condiciones para sostener el sistema pedagógico con clases virtuales, ya que la infraestructura del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) no se ha preparado con antelación. La crítica es que los alumnos de las escuelas y colegios más humildes, casi sin recursos, serán los más perjudicados.

La figura que más se utiliza es que la secretaría de Estado está intentando reparar un avión en pleno vuelo.

Las organizaciones dicen que resulta preferible perder el año lectivo 2020 para organizarse bien y poder encarar mejor el desafío de la educación digital para el 2021. Una carta abierta del médico forense y también docente Pablo Lemir aboga por la misma tesis de congelar el presente año lectivo. Recurriendo a la misma figura del avión, Lemir señala que el MEC no solamente pretende arreglar una aeronave en pleno vuelo, sino convertir un precario modelo a hélice en un jet a turbina mientras está en el aire.

El dilema es complejo, pero existen dos cuestiones a las que no se deben renunciar. La primera es la preservación de la salud pública, fundamentalmente de alumnos y docentes, que también involucra al resto de la sociedad.

Mientras haya posibilidad de contagio, es prioritario evitar la aglomeración de personas, mantener el distanciamiento social. La decisión del ministro Petta y del Gobierno es plausible y merece ser respaldada.

El otro punto es que no deberíamos renunciar a salvar el estudio de nuestros niños y jóvenes. Es cierto que no estamos preparados para un año lectivo enteramente digital, pero la humanidad tampoco estaba preparada para la pandemia del Covid-19 y no existe otra alternativa que hacerle frente.

El desafío es tratar de impartir la mejor educación posible con la realidad que tenemos. Mantener el avión en vuelo y equiparlo con las mejores herramientas pedagógicas que se puedan implementar. Para ello hace falta abrirse al diálogo, a la colaboración y a la participación de toda la comunidad educativa y al conjunto de la sociedad.

En lugar de poner trabas hay que apoyar el proceso y solucionar los problemas que se vayan presentando, atendiendo a diferenciar la realidad urbana, suburbana, rural e indígena. Hay canales de televisión, emisoras de radio y periódicos que ya han abierto sus espacios para compartir clases y materiales educativos. Aprender haciendo, como en todos los ámbitos.