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CIUDAD DEL VATICANO
El papa Francisco declaró santos ayer a dos de los más polémicos personajes de la Iglesia Católica Romana del siglo XX, el asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero y al papa Pablo VI, quien se opuso abiertamente al uso de anticonceptivos en los años 60.
En una ceremonia ante decenas de miles de personas en la Plaza de San Pedro, Francisco santificó a las dos figuras católicas junto a otras cinco personas menos conocidas nacidas en Italia, Alemania y España en los siglos XVIII y XIX.
Romero, una figura latinoamericana que se dedicó a la protección de los pobres en un país violento, fue asesinado a tiros por ultraderechistas en 1980. Su camino a la santidad se había estancado con los dos papas anteriores a Francisco, por preocupaciones por las interpretaciones políticas.
Romero, que fue abatido a tiros mientras decía misa, y Pablo, que guio a la Iglesia en la conclusión de su proceso de modernización del Concilio Vaticano Segundo, fueron personas controvertidas dentro y fuera de la institución.
Ambos eran hombres de carácter tímido y quedaron expuestos a la vida pública por los fuertes cambios políticos y sociales del siglo XX y tuvieron fuerte influencia en el actual Pontífice, el primer papa proveniente de América Latina.
En su homilía, leída con las figuras de las siete personas santificadas de fondo, el papa Francisco llamó al papa Pablo VI un profeta que abrió la Iglesia al mundo. Además elogió a Romero por dejar de lado su propia vida para ponerla al servicio de los más pobres y de su pueblo.
Su figura traspasó fronteras: fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979 y, tras su muerte, su cripta en la catedral de San Salvador se convirtió en un lugar de peregrinación donde llegaron el ex presidente de EEUU, Barack Obama, y los integrantes de la banda Iron Maiden.
El milagro que formalizará su apodo de “San Romero de América” fue salvar la vida de Cecilia Flores, una ama de casa cuyo embarazo se complicó por el síndrome de HELLP. Antes de que naciera su tercer y último hijo, ella tuvo seis embarazos complicados: cuatro terminaron en pérdidas.