Varias son las necesidades con las que tropieza la Policía Nacional para ejecutar en forma los operativos del tipo que se están realizando en la zona del Alto Paraná, en procura de dar con los captores del japonés Ota, su secretaria, la docente y el policía Ramos.
Desde ya no cuentan con los elementos necesarios para poder hacer frente a los marginales, quienes desde todo punto de vista están mejor dotados porque poseen armamentos modernos y también cuentan con cantidad impresionante de proyectiles para cualquier eventualidad.
Fuentes policiales afirmaron que necesitan de mayor cantidad de vehículos para el desplazamiento hacia los diferentes puntos del territorio marcado. Para esta tarea de búsqueda se destinaron varias patrulleras, que en realidad sirven de apoyo porque no están asignadas al departamento del Alto Paraná. Igualmente operativos de este tipo implican gastos, ya que salen del presupuesto normal que les asigna el gobierno. Por citar, deben reforzar la parte de combustible, logística y más proyectiles.
Ya el año pasado la Policía llegó a cerrar el ciclo con algunos tropezones porque tuvo que hacer una reasignación presupuestaria de unos G. 4 mil millones que estaban destinados al mantenimiento de los vehículos patrulleros. Se dejó de lado esto y se invirtió en la adquisición de combustible para que de esa forma los móviles puedan seguir con su misión de patrullar los barrios. Desde todo punto de vista las necesidades de la Policía Nacional son múltiples, pero aún así el Estado no otorga un mayor presupuesto hacia la seguridad del país. Debido a todo esto los secuestros siguen dejando buenos dividendos a los delincuentes que se dedican ahora a este rubro.
Este gigantesco operativo montado desde el domingo, tras el enfrentamiento armado, supera fácilmente los G. 60 millones por el momento, dependiendo del tiempo que dure el operativo.
Desde ayer, la Policía Nacional empezó a reforzar operativamente la Jefatura del Alto Paraná con el envío de más efectivos de élite para colaborar en la persecución y captura de los secuestradores que están prófugos.