27 may. 2025

El Mensalão, ¿la corrupción como eficacia política?

Análisis político

El juicio contra los colaboradores del ex presidente Lula Da Silva, quienes crearon la mayor red de pago de coimas de la historia de la República, es considerado en el Brasil como un hito en la lucha contra la corrupción.

Por el juicio por el Mensalão, o el escándalo de las mensualidades, hombres claves de la era Lula (2002-2010) están sentados en el banquillo y solo esperan la lectura de su condena. El publicista Marcos Valerio, el primero de los sentenciados, fue condenado a 40 años, 1 mes y 6 días de prisión. El empresario Ramón Hollerbach, socio de Valerio, fue condenado a 14 años y 3 meses de cárcel, con probabilidades de aumentar ya que hay casos pendientes.

Según las investigaciones periodísticas que acabó con el juicio más espectacular del Brasil, el Partido de los Trabajadores pagaba a los diputados del Partido Laboral Brasileño (PTB) unos 150.000 reales mensuales (Mensalão) para que voten a favor de los proyectos del Poder Ejecutivo. Se estima que el total del soborno sería de 80 millones de dólares.

Según la Corte Suprema de Brasil, esta asociación delictiva tuvo tres núcleos: en primer lugar, el político que comprendía a los tres principales responsables del PT en el 2003: el exministro del gobierno y brazo derecho del mismo, José Dirceu, el entonces presidente del partido, José Genoino, ambos exguerrilleros durante la dictadura militar, y el entonces tesorero, Delubio Soares. En segundo lugar, el núcleo financiero, en torno al Banco Rural. Y por último, el grupo operacional, formado por las empresas de publicidad de Marcos Valerio.

El valor de este juicio no pasa solamente porque se llevó al banquillo a políticos poderosos, algo muy difícil en tierras latinoamericanas, o el admirable coraje de la Corte Suprema afín al gobierno al que no le tembló la mano para juzgar y condenar, sino por la inquietante certeza del matrimonio entre la corrupción y la política.

EL GERMEN. El Mensalão se empezó a gestar en el 2003. Con una enorme expectativa en su gestión, Lula necesitaba del apoyo del Congreso para sus proyectos. Así nace el mayor sistema de corrupción de la historia brasileña. El PT logra el apoyo de cuatro partidos en el Congreso y especialmente de diputados del PLB, a quienes pagaban mensualmente. El cerebro fue Dirceu, el hombre al que atribuyen la victoria y la transformación de Lula. En Brasil dicen que fue él quien le puso la corbata y el traje a Lula para convencer a la temerosa clase media. Después de Lula estaba Dirceu, ex guerrillero y luchador de izquierda y el político más poderoso al frente del PT.

En el 2005, la revista Veja destapa el caso y fue el momento más frágil del gobierno petista.

Hasta el final de su mandato en el 2008, el Gobierno calificaba las denuncias como especulaciones de la prensa y complot de la oposición. El caso no modificó la lealtad de los electores que apoyaron a Lula votando a su candidata Dilma Rousseff.

Pero, ese voto no era emocional. Lula logró la transformación de Brasil rescatando a 29 millones de la miseria a los que elevó a la clase media (C), el país se ubicó entre las 10 potencias económicas del mundo. Dio giros a las relaciones exteriores potenciando el rol de Sudamérica frente a la Unión Europea y Estados Unidos.

Una rica herencia política coronada con su retiro con gloria del poder. No sucumbió a la tentación de la tercera reelección como el eterno Hugo Chávez y otros líderes de izquierda de la región. Es hoy uno de los líderes políticos más admirados del mundo, que supo gobernar sin necesidad de fraccionar el país ni fomentar la intolerancia política como Chávez o Cristina Kirchner.

Lula, que no puede alegar ignorancia ni inocencia, sigue inmune al caso Mensalão que lo salpica y golpea, pero sigue sin derrumbarlo.

¿EL ÚNICO CAMINO? LA CORRUPCIÓN POLÍTICA ES EL PAN DE CADA DÍA DE LOS GOBIERNOS. Hay denuncias todos los días, la única diferencia es que algunos pocos caen con las manos en la masa. En la Argentina, el ex presidente Fernando de la Rúa enfrenta un juicio por sobornos en el 2000. Son los dos casos en los que hay pruebas de la compra de votos parlamentarios.

El caso Mensalão trae aparejado un debate sobre la eficacia de la corrupción en la gestión política. “Roba, pero hace”, como súmmum de la gestión que da soluciones a los dramas de la población, más allá de la ética en la función pública.

¿Es posible el acuerdo entre el Ejecutivo y el Parlamento sin coimas de por medio? ¿Es mejor la gestión eficaz, a pesar de la deshonestidad? ¿Es la corrupción el camino más corto para la eficacia política? ¿Es posible una política con ética?

Estas y más interrogantes deja el Mensalão, una de las armas que usó Lula para convertirse como uno de los líderes más influyentes del mundo.