Carlos Eduardo Martiniau
Escritor e investigador
Hasta 1989 el Louvre tenía más de la mitad de su superficie actual ¡destinada a oficinas!
El Ministerio de Finanzas de la República Francesa ocupaba no solo los despachos, sino que en los patios (ahora llenos de esculturas) estaban estacionados los autos de los empleados.
La apertura del Louvre en 1793 significó, por primera vez, el traspaso de las colecciones privadas de las clases dirigentes (monarquía, Iglesia) a una galería de arte de propiedad pública para el disfrute de toda la sociedad. Fue el presidente François Mitterrand quien logró ampliar el museo en 1989, para lo cual debió construir un nuevo edificio para el Ministerio de Finanzas.
En el 2018 el Museo de Louvre fue visitado por 10.200.000 personas que pagaron la entrada y pudieron ver unas 35.000 obras de arte (de las más de 400.000 que integran su patrimonio), incluyendo íconos universales, como La victoria alada de Samotracia, la Venus de Milo, Las Bodas de Caná de Veronese y, por supuesto, la archifamosa La Gioconda, de Leonardo da Vinci.
En 1999 Stephen Kaufer decidió buscar opiniones de viajeros para su próximo destino, pero solo encontró la información que brindaban las agencias y finalmente terminó creando Tripadvaisor, la web de viajes independiente más popular del mundo.
En los últimos años, el 82% de los viajeros consultaron antes de reservar un destino, un hotel, visitar una atracción o ir a comer. Según ese sitio web, 500 metros a la redonda del Louvre hay 600 restaurantes calificados. Sí, 600 lugares para ir a comer después del museo.
¿Se entiende? El turismo y la cultura son esenciales en la planificación de las ciudades y, obviamente, en la repercusión en la economía.
MEDIDAS EXTRAORDINARIAS
La actual coyuntura sanitaria impone medidas extraordinarias. El riesgo principal es suponer que la gestión de la crisis es lo único a realizar. Sabemos que en América Latina siempre estamos en alguna (o varias) crisis. La importancia de generar valor simbólico en una ciudad es algo que debe hacerse de modo planificado. Si no se hace, la manera de ser reconocida una ciudad, puede ser por los temas menos pensados.
En el año 2018 visitaron París 42 millones de personas, la mitad de ellos extranjeros. Los motivos para viajar suelen ser individuales; sin embargo, estoy convencido de que cada ciudad debe buscar y establecer los íconos simbólicos a través de los cuales ser reconocida en el mundo.
La gastronomía debe ser parte fundamental de la imagen turística de una ciudad. Bares y restaurantes son los aliados. Comer es un acto cultural, no se trata solo de satisfacer las necesidades fisiológicas.
Lyon, la segunda ciudad de Francia, es un modelo a imitar. Se nutrió de su tradición gastronómica para transformarse en una referencia mundial. En este tema hay un símbolo universal: las Estrellas Michelin. Y en Lyon hay 90 restaurantes con esa distinción.
También me gusta la historia solidaria de los bares de Nápoles. Hace más de un siglo cuando un obrero tenía algo que celebrar, tomaba un café y dejaba otro caffe sospeso (pendiente) para quien viniese luego y no pudiese pagarlo. Asunción tiene una importante tradición en sus bares y restaurantes, todos con la conocida amabilidad de los paraguayos.
BARES Y RESTAURANTES
Apartado especial merecen los bares y restaurantes en los edificios notables. En todos los museos y sitios patrimoniales, los visitantes deben encontrar opciones para pasar una jornada plena de experiencias.
A fines de la década de 1980, la ciudad de Bilbao era poco atractiva, pero la construcción del Museo Guggenheim (por el arquitecto Frank Gehry) en el 95 la cambió por completo. Con inversiones en infraestructura la decadencia posindustrial se convirtió en una nueva base económica de la ciudad.
El turismo no se va a detener, independientemente de los problemas coyunturales; las personas acostumbradas a viajar van a seguir haciéndolo. Y van a venir a Paraguay, aun si no quisiéramos que vengan. Hay que estar preparados para recibir a los turistas.
Asunción es la ciudad ideal por su ubicación y servicios, para explotar el turismo de congresos y convenciones. Para ello, hay que animarse a ofrecer una serie de opciones adicionales a los viajeros. El que llega por negocios debe querer quedarse para ir al teatro y visitar los museos.
En la actualidad, el modelo de gestión de los espacios culturales no implica comprar obras de arte famosas, sino colaborar entre las instituciones. Es cada vez más frecuente observar los Van Gogh de los museos de Nueva York visitando París, o los Picasso de los museos franceses en América y a los impresionistas europeos en Japón.
Es estratégico planificar. Saskia Sassen (socióloga de la Universidad de Columbia) define a las ciudades como “sistemas complejos e inconclusos. En esta inconclusión reside la posibilidad de hacer: hacer el urbanismo, hacer la política, hacer la sociedad, hacer la historia”.
Asunción tiene ese potencial. La gran arquitecta y urbanista argentina Odilia Suárez lo dijo con claridad: “El futuro es un camino que no conviene transitar con los ojos vendados”.
(*) El Dr. Carlos Eduardo Martiniau es coordinador en Grupo de Estudios Urbanos, ex director de Área Central 2015-2019 en la Municipalidad de Córdoba, Argentina.