“Los Gobiernos deben trabajar para reducir la deuda y reconstruir los amortiguadores para el próximo shock, que seguramente llegará, y tal vez antes de lo que esperamos”, apuntó en el tradicional discurso preliminar a las reuniones anuales del Fondo, que se celebrarán la semana próxima en Washington.
En este encuentro, que reunirá a ministros, presidentes de bancos centrales y otras autoridades económicas, la institución actualizará las previsiones de crecimiento globales, que en julio estimó en el 3,2% para este año y en el 3,3% para el que viene.
En las diferentes ponencias, encuentros y charlas será momento de hacer balance de un tiempo que también tiene buenas noticias, señaló Georgieva, que “la gran ola de inflación mundial está retrocediendo”.
Pero “a pesar de las buenas noticias”, advirtió Georgieva, “no esperen fiestas de la victoria la semana que viene”, pues hay tres razones para no celebrar, entre ellas el “difícil” entorno geopolítico.
“Todos estamos muy preocupados por el creciente conflicto en Oriente Medio y su potencial para desestabilizar las economías regionales y los mercados mundiales de petróleo y gas. Su impacto humanitario, junto con las prolongadas guerras en Ucrania y otros lugares, es desgarrador”, opinó.
GUERRAS E INSEGURIDAD. Además, agregó, en un mundo de más guerras y más inseguridad, los gastos de defensa pueden seguir aumentando y los países, impulsados por preocupaciones de seguridad nacional, recurren cada vez más al proteccionismo, “creando una restricción comercial tras otra”.
Tampoco son alentadoras las previsiones que apuntan a “una combinación implacable de bajo crecimiento y elevada deuda”, afirmó la economista búlgara, que acaba de iniciar su segundo mandato de cinco años como directora gerente de la institución.
El crecimiento a medio plazo será “mediocre” e insuficiente para erradicar la pobreza mundial, crear los empleos necesarios y generar los ingresos fiscales que los Gobiernos requieren. Será “un futuro difícil” y “preocupante” por la elevada y creciente deuda pública.
Además, otro de los motivos para no celebrar, agregó, es que aunque las tasas de inflación caigan, “el nivel de precios más altos que se siente en la cartera llegó para quedarse”. Pese al panorama sombrío actual, Georgieva recordó que, como dice su homólogo en el Banco Mundial, Ajay Banga, “los pronósticos no son el destino” y está en manos de los Gobiernos hacer mucho más.