28 mar. 2024

El establishment de hoy

Carolina Cuenca

Son personas, instituciones y entidades influyentes, la élite que alimenta su poder mediante maniobras de control, sometimiento, seducción, engaño y corrupción; siempre detrás de bambalinas, a la distancia conveniente para no ser alcanzados por cuestionamientos inoportunos u obstáculos irritantes. Este ocultismo despierta aquella religiosidad primitiva que duerme en todo hombre temeroso de su destino. El establishment logra atraer hacia sí y recibe satisfecho, cual ídolo en la montaña, las ofrendas pequeñas, medianas y grandes de sus servidores, de los ‘idiotas útiles’, de las marionetas descartables de su orden establecido.

Desde siempre y en cada época, toma formas y tamaños aparentemente indestructibles, y en cada época es combatido y abatido por un puñado de valientes, entre ellos algunos antiguos vasallos que desencantados se unen a la resistencia y arriesgan su sitio, su bienestar, su pequeña dosis de satisfacción temporal y deciden poner en evidencia el gran engaño, por lo que al poder le resulta incómodo porque pone de manifiesto, desenmascara su maldad, su inhumanidad, su crueldad.

No es nueva la lucha contra el establishment, ni los resultados, lo nuevo hoy, lo tragicómico hoy, lo “histórico” hoy es que el establishment lo ejercen en este tiempo sus antiguos detractores, sus agudos críticos, sus autodefinidas víctimas de antaño.

Hoy, el establishment no es un arma en la cabeza, no es una amenaza tangible, es un pensamiento dominante que se licua y se introduce en el inconsciente colectivo, y desde las ideas desestructura todo, confundiendo a quienes creen que no puede ser que este nuevo orden instrumentalice el desorden y para instalarse, su coacción se ejerce mediante la manipulación del lenguaje, se expande camuflado de derecho-humanismo, imbuido de un perfil buenista y un corderil discurso que pregona la tolerancia sin ejercerla nunca, propone la igualdad y la pisotea con sus imposiciones paritarias arbitrarias; critica la opresión, pero la ejerce idiotizando; venera la ecología, pero destruye la naturaleza; celebra la libertad, pero la roba en los niveles más profundos, en la expresión, en la enseñanza, en la misma conciencia.

¿Quieres conocer sus métodos? Revisa la sentencia dictada por el juez argentino Álvaro Meynet, que preside el Tribunal de Río Negro, que declaró culpable esta semana al doctor ginecólogo Leandro Rodríguez Lastra por el “delito” de “incumplimiento de deberes” de funcionario público al obstruir un aborto y salvar la vida de una joven madre. Este médico se atrevió a incumplir el protocolo de aborto para salvar dos vidas. El niño sobrevivió y fue adoptado; la madre está bien. El doctor tiene pena de cárcel.

El establishment, adulado por un sector del gremio médico, periodístico y político del país vecino y sus repetidoras locales, ha impuesto su ley en nombre de la Justicia y su aparato de propaganda está vociferando según el libreto. La gran maquinaria financista del aborto está en movimiento, ha sentenciado, ha hablado y no admite réplica. ¿Es necesario ser médico para entender qué significa condenar a muerte a un niño por nacer de 5 meses de gestación? ¿Es necesario ser argentino para comprender las consecuencias de este fallo judicial contra natura? Si la vida de un ser humano, cualquiera sea la circunstancia de sus inicios, se relativiza y se castiga a quienes la defienden, la curan, la ponen a salvo, ¡todo acto inmoral está permitido! Ganará el más fuerte. Cuidado, el poder no es compasivo, el establishment tarde o temprano impondrá la adhesión completa e incondicional a sus leyes de muerte, a sus enseñanzas, a sus antivalores, a sus crímenes. No perdonará a los tibios, a los indecisos, a los cómodos, a los pusilánimes, ni a los que caídos en desgracia intenten tardíamente desprenderse de sus tentáculos totalitarios. ¿Qué pasará con nosotros? ¿Cederemos o resistiremos? Es inevitable tomar partido.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.