La historia está colmada no solo de situaciones fantásticas, sino también de figuras sorprendentes. Hay personas que llaman la atención por sus actos desenfadados, comportamientos extravagantes o colmados de malicia u odio. A éstos se suman -y menos mal que también existen- aquellos que resaltan por grandes obras a favor de la humanidad, por una generosidad extraordinaria, por ser grandes estadistas o políticos de honesta y brillante trayectoria.
Pero, además de éstos, hay que reconocer que también están esos seres humanos que son como signos de contradicción, los que desencajan totalmente, desafiando con admirable coraje los códigos y valores políticamente correctos del ambiente que les toca vivir, navegando contracorriente, despreciando fama, dinero y placer de forma inexplicable.
En este segmento de hombres pondría a Eduardo Verástegui, el actor y productor de cine mexicano, que se encuentra de visita en nuestro país para hablar sobre el derecho a la vida y a favor de la familia. Y es que no deja de sorprender a cualquier mortal cómo es que alguien puede decidir dejar todo lo que miles de personas materialmente desean y por lo que darían su vida para optar por vivir de una manera absolutamente diferente, y todo ello sin abandonar ese mundo, que en este caso es nada menos que el deslumbrante Hollywood. Quería ir a las selvas como misionero, pero alguien le hizo ver que a él le tocaba cumplir esa tarea en la “jungla” de la meca del cine.
Un verdadero escándalo. Desde su conversión al cristianismo vive en castidad hace cinco años, va a misa y reza el rosario entre las luces del espectáculo.
Su actuar descoloca y, sobre todo, molesta a los grupos y organizaciones abortistas, pues el ex integrante del grupo musical Kairo, actor de telenovelas y modelo de marcas importantes de ropa, no duda en afirmar: «La legalización del aborto es un holocausto terrible, en el que están desapareciendo “legalmente” millones de inocentes». Y agrega -en otra entrevista-: «El valor del ser humano, de la vida, no está en que seas guapo o listo, o retrasado y cojo... ¿Quién limita dónde empieza o acaba el ser humano?», señala con respecto a la eliminación de bebés con problemas de salud o síndromes particulares.
El mexicano, que hoy se reúne con jóvenes en el polideportivo de San Cristóbal, en el barrio Herrera, está de acuerdo con que las mujeres hagan lo que quieran con su cuerpo, pero seguidamente lanza la pregunta más natural que puede surgir al respecto: «¿Y el bebé? ¿Qué pasa con el cuerpo del bebé, que no tiene voz y no puede defenderse? Hace cien años podía haber dudas, pero hoy en día es algo científicamente demostrado, no hay duda. Entonces... ¿Legalizamos los asesinatos?», apunta en una nota periodística.
Verástegui es hoy una provocación para toda persona sencilla, para jóvenes y adultos que no tienen miedo de enfrentar las preguntas que él mismo vivió, según cuenta, y que le llevó a cambiar de rumbo. El vacío y las interrogantes existenciales que retumbaban en su conciencia, al igual que pueden retumbar en la nuestra, permitieron que este joven y apuesto artista asuma y perciba con claridad la insatisfacción que “colmaba” su corazón.
Más allá de nuestras creencias o prejuicios cabe, de vez en cuando, mirar con sinceridad estos casos de vida extraordinarios, que nos invitan a reflexionar sobre el valor que tienen como modelos de vida radicales y transparentes, sobre todo en nuestra sociedad, sumida en una desenfrenada carrera materialista y consumista, donde la persona ya no vale por lo que es y la verdad ya no existe. Es raro, pero, en este mundo de historias increíbles, nada está descartado, y menos aún el actuar del Misterio, que sigue dejando huellas donde quiere y cómo quiere.