Escuché a una feminista de género, en un tono inusualmente buenista, defender el Convenio con la Unión Europea avalado por la Ley 6659, firmado en plena pandemia (2020). Es que “tenemos que aprender pues”, entonces, nos explica a los comunes, como “experta”. Al respecto de cómo los activistas y lobbies imponen sus perspectivas estratégicamente en países “soberanos”, sin pasar por el voto o el escrutinio público de los comunes, les recomiendo leer sobre Gobernanza en Marionética, los expertos de la ONU imponen su ley, de Margarita Peeters. Por cierto que el segundo objetivo específico del Convenio avalado por la Ley 6659/20 es el “Mejoramiento de la gobernanza del sector educativo en el Paraguay”, y apoya el Plan de Acción Educativa 2018-2023, explícitamente “alineado con la Agenda 2030”. También leí que funcionarios del Estado y algunos periodistas pedían y exigían mantener ese Convenio para financiar merienda escolar y otros gastos fijos del Estado para el sistema educativo… ¿Será que quieren transmitir una suerte de “sentimiento de culpa” sobre los comunes en temas que ellos manejan mal? Claro, los padres pues ¿cómo querrían que el Estado les devolviera aunque sea en parte los impuestos que pagan ellos, los comunes, sin recurrir a préstamos o donaciones externas para gastos fijos, que comprometan la ideologización de sus hijos?… Como parece que somos tontos los padres, aunque tengamos profesiones, trayectoria, amor desinteresado a nuestros hijos, salimos bajo la lluvia a protestar en decenas de miles porque “nos paga Cartes”; nos ponemos a estudiar ODS, metas, estrategias de la Agenda 2030, marcos conceptuales, Declaraciones, identidad sexual, ESI, género, etcétera, por “dogma”; y les pedimos responsabilidad y un mínimo de patriotismo a nuestros legisladores para deshacer el lío que ellos mismos hicieron al no leer lo que firmaron en pandemia, “porque somos manipuladores”; ah, y nos piden tenerles como referentes de la “sociedad civil” a los que nos insultan y nos atacan desde sus sitios de poder, mientras ellos pretenden “formar la posición de los niños en materia de género” (Convenio, página 12, ítem 1.3)… En fin, ¿habrá un límite a tanto cinismo? Y todo expresado con ese buenismo y victimismo sensiblero, mientras que sus planes de transformación educativa y cultural a través de la instrumentalización política del sistema educativo es un verdadero kavichu’i de agresiones contra la patria potestad (ver nueva interpretación del enfoque de derechos que desplaza a los padres y pone al Estado como primer garante), la razón (estudiar la teoría, perspectiva o ideología de género, presente en las ODS 4 y ODS5) y la libertad (ver la censura y la cancelación social a la que someten a escritores como Rowling, feministas como Camille Paglia por denunciar cualquier aspecto de esta agenda política globalista de pensamiento único; y, para qué ir lejos, acá tenemos el ejemplo del trato que le han dado al Dr. en Educación P. Montero Tirado, por sus argumentaciones en contra de la Transformación Educativa). Hacen muy bien los padres en defender a sus hijos de la colonización ideológica que está afectando a todos los países que toman esta receta fallida. Hay que formarse cada vez más, rezar por nuestros hijos y actuar con libertad e identidad, firme y decididamente, sin miedo. No podemos dejar en manos de funcionarios, consultores amigables, o “expertos” y ONG, con intereses contrarios a los nuestros, la educación de las personas que más amamos, por muy buenas intenciones que nos coloreen como un arcoíris de utopismos. Y los legisladores deben apoyarnos como paraguayos. Es cierto, hay mucho por hacer en educación, pero no todo depende del sistema, depende de las personas, de la comunidad, de nosotros y de nuestros valores. Retomemos nuestro rol protagónico con acciones. Les recuerdo que de buenas intenciones suele estar empedrado el camino al infierno. Hay que distinguir.