04 jul. 2025

El don del temor de Dios

Dice Santa Teresa que ante tantas tentaciones y pruebas que hemos de padecer, el Señor nos otorga dos remedios: “amor y temor”. “El amor nos hará apresurar los pasos, y el temor nos hará ir mirando adónde ponemos los pies para no caer”.

Amor y temor. Con este bagaje hemos de hacer el camino. “Cuando el amor llega a eliminar del todo el temor, el mismo temor se transforma en amor”. Es el temor del hijo que ama a su Padre con todo su ser y que no quiere separarse de Él por nada del mundo. Entonces, el alma comprende mejor la distancia infinita que la separa de Dios, y su condición de hijo.

Nunca como hasta ese momento ha tratado a Dios con más confianza, nunca tampoco le ha tratado con más respeto y veneración. Cuando se pierde el temor santo de Dios, se diluye o se pierde el sentido del pecado y entra con facilidad la tibieza en las almas. Se pierde el sentido del poder, de la Majestad de Dios y del honor que se le debe.

En una meditación del santo Evangelio según San Juan 17, 20-26, el papa Francisco dijo: “En el Evangelio de hoy, Jesús reza al Padre con estas palabras: “Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos y yo en ellos”. La fidelidad hasta la muerte de los mártires, la proclamación del Evangelio a todos se enraízan, tienen su raíz, en el amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, y en el testimonio que hemos de dar de este amor en nuestra vida diaria. […]

Fidelidad a Jesucristo y a su Evangelio, para anunciarlo con la palabra y con la vida, dando testimonio del amor de Dios con nuestro amor, con nuestra caridad hacia todos: los santos que hemos proclamado hoy son ejemplos luminosos de esto, y nos ofrecen sus enseñanzas, pero cuestionan nuestra vida de cristianos: ¿Cómo es mi fidelidad al Señor?

Llevemos con nosotros esta pregunta para pensarla durante la jornada: ¿Cómo es mi fidelidad a Cristo? ¿Soy capaz de “hacer ver” mi fe con respeto, pero también con valentía? ¿Estoy atento a los otros? ¿Me percato del que padece necesidad? ¿Veo a los demás como hermanos y hermanas a los que debo amar?

(Del libro Hablar con Dios, y http://es.catholic.net/op/articlos/17379/cat/566/que-el-amor -con-que-tu-me-has-amado-este-en-ellos-y-yo-en-ellos.html)