Durante la primera fase de la pandemia del Covid-19, incluso hoy, muchos no sabían cómo reaccionar al toparse con el amigo o conocido que no veía en todos esos meses de encierro y distanciamiento social.
Resultaba un tanto incómodo ensayar el saludo con los puños o con el codo. Pero, la actitud de cuidarse para no llevar el virus a la casa lo justificaba todo. Así que la gente asumió una actitud de alerta ante cualquier tos o estornudo de quien estuviera a su lado. Y, ante la duda, se forjó la mirada desconfiada al otro porque podía ser portador del virus silencioso. “El uso del tapabocas cambió nuestro modelo tradicional de saludos en los encuentros, disminuyendo las expresiones faciales. Se instalaron nuevas formas de saludos, desde el movimiento de la mano, o realizarlo con los codos o puños cerrados, buscando así el mínimo contacto con el otro”, dice Judith Ramos, portavoz de la Sociedad Paraguaya de Sicología. El refugio virtual de las redes sociales para estar conectado con el otro –añade– no fue suficiente, debido a que “los seres humanos somos seres sociables y buscamos el contacto con el otro, y en especial, del contacto físico”. Ramos resalta que esta pandemia deja muchos aprendizajes: “El mundo no volverá a ser igual, al menos durante un tiempo, debido a que el coronavirus vino a poner del revés nuestras vidas, dejándonos una ‘nueva normalidad’, debemos ser conscientes de que el mundo que nos espera será muy distinto al que conocíamos”, dice. Deysi González, gerente de Relación de Talentos de la firma Jobs, suscribe que “estamos atravesando momentos muy duros como sociedad”, en virtud de eso que “supone la convivencia y la actividad conjunta de los individuos e implica un cierto grado de comunicación y cooperación que se ha quebrado; es decir, se ha modificado la forma de relacionarnos” con el embate de la pandemia del nuevo coronavirus. “El confinamiento en el hogar es una situación sin precedentes en nuestro país, y es probable que tenga un importante impacto en el bienestar físico y sicológico. La paralización de la actividad económica, el cierre de centros educativos y el confinamiento de toda la población durante semanas ha supuesto una situación extraordinaria y con múltiples estímulos generadores de estrés”, observa. A la vez, el Covid sigue poniendo a prueba las costumbres arraigadas en el país que se resisten a desaparecer. “El ‘modo Covid’ de vivir implica cumplir con el lavado de manos, distanciamiento físico, uso de mascarillas, no compartir el mate o tereré y cuidarse como si fuese que todos a nuestro alrededor tienen el virus. Lo que nos lleva a una modificación de nuestra conducta con todo lo que ello implica”, dice y completa con que “el proceso de adaptación no ha sido fácil” y entre tantos golpes “lo peor es que hemos perdido a varios seres queridos sin siquiera poder despedirnos con un abrazo”. Fátima López, del consultorio Sanamente, coincide en que con respecto a las relaciones interpersonales hubo un impacto importante. “Los paraguayos somos de cercanía, la actividad social es inherente, somos seres que nos construimos socialmente, el ser humano en sí y los paraguayos con mayor énfasis necesitan de esa cercanía”, postula. Pero, pondera lo positivo del distanciamiento y las mascarillas porque “definitivamente el Covid, la pandemia, es un gran maestro, si lo sabemos aprovechar”. Y así lo expresa: “Ojalá que deje la pandemia este aprendizaje porque los hábitos se construyen: Cuando estamos con una enfermedad respiratoria tenemos que cuidarnos y cuidar al otro. Es un sentido de compasión, de ser empático con el otro”, define. Al final, López rescata lo más importante y es que esta pandemia “nos enseñe a buscar relaciones de calidad porque cualquier tipo de relación no siempre puede llenar ese vacío que uno puede sentir en determinadas situaciones”.
IMPACTO. Las medidas de prevención del Covid-19 hicieron que se forjara la desconfianza en el otro.
positivo. Pese a la distancia y los cuidados, esta pandemia puso en valor las relaciones de calidad.
Nos deja muchos aprendizajes, el mundo no volverá a ser igual, al menos durante un tiempo (...); el coronavirus vino a poner del revés nuestras vidas.
Judith Ramos
Esta pandemia nos hizo entender que necesitamos relaciones sólidas; gente que nos sepa acompañar en tiempos de crisis. Calidad es lo importante; cantidad, no.
Fátima López