30 may. 2024

El bombero que salvó a Tatiana: “Su vida es el mejor regalo”

En medio del fuego y los escombros, Édgar Bogarín rescató a una niña que le imploraba: "¡Papá, dame agua!”. Diez años después, el bombero y la sobreviviente Tatiana se unen en un conmovedor abrazo. Un símbolo de la solidaridad, más allá del horror.

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El bombero Édgar Bogarín Duarte junto a Tatiana Judit Gabaglio Rodríguez . Foto: Andrés Catalán

Por Andrés Colmán Gutiérrez | @andrescolman

Video: Ylda R. Miskinich

Era la tercera vez que el suboficial primero Édgar Bogarín Duarte, bombero de la Policía Nacional, ingresaba al edificio en llamas del Supermercado Ycuá Bolaños, ese trágico domingo 1 de agosto de 2004.

Tanto él como sus compañeros ya habían logrado sacar a varias personas con vida, pero siempre existía la esperanza de encontrar a alguien más.

“Yo estaba allí, abriéndome paso en medio de los chorros de agua y de la espesa humareda, cuando sentí una voz infantil que apenas se escuchaba debajo de los escombros y de los cuerpos. Me acerqué y encontré a una niña pequeña, todavía viva...”, recuerda el bombero.

Tatiana Judit Gabaglio Rodríguez tenía entonces 7 años de edad. Había acompañado a su vecina a un paseo de compras al local comercial, cuando la atrapó el incendio. Parte del plástico ardiente del cielorraso derretido cayó sobre ella y le aprisionó la pierna derecha.

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“Le quise sacar el pedazo de plástico que estaba sobre su pierna, pero era imposible, estaba totalmente pegado. Entonces la alcé en mis brazos, con el trozo de plástico entero”, narra Édgar.

Fue cuando la niña hizo un pedido tembloroso, con una frase que ambos recordarían por siempre:

-¡Papá... dame agua!

Con la ayuda de otro bombero, Édgar la pudo bajar por la rampa. Mientras buscaban un vehículo en la cual llevarla, él consiguió un termo con agua, vertió un poco del líquido en la palma de la mano y humedeció los labios de la niña. “No podía darle de beber, porque no sabía en qué condición de salud estaba ella”, explica.

DESTINO. Aquel momento especial los unió para siempre. Édgar acompañó a la niña en una patrullera policial hasta el Sanatorio Santa Bárbara y no la dejó sola, hasta asegurarse de que ella esté a salvo.

“Él es mi héroe, es a la vez un padre y un gran amigo”, admite Tati, quien se funde en un abrazo emocionado con él, diez años después, en los estudios de tevé de ULTIMAHORA.COM.

Édgar es más parco, pero no logra ocultar su emoción al recordar como el destino lo unió a esa chiquilla rebelde, que hoy cuestiona el sistema, pero siempre se molesta cuando sus compañeros atacan a los policías.

“Cuando escuché que ella me pedía agua, en medio del incendio, solo pensé en mi hija, que entonces tenía cuatro años. Agradezco mucho haberla conocido, aunque haya sido en tan trágicas circunstancias. Ella es también una heroína. Haber podido salvar su vida, para mí, fue el mejor regalo”, dice el bombero.

Desde entonces, sus familias se han hecho amigas. Tati acostumbra salir con los hijos de Édgar y él ha estado presente en muchos momentos importantes de su vida: la sacó a bailar el vals el día en que ella cumplió 15 años.

Inspirada en su ejemplo, y en el de muchos otros bomberos que dieron todo de sí para salvar vidas aquel fatídico 1 de agosto, Tati ha decidido también ser bombera y hoy es brigadista de la Tercera Compañía del Cuerpo de Bomberos Voluntarios.

Ambos coinciden en que no se se ha hecho verdadera justicia en el caso Ycuá Bolaños, y que la sociedad paraguaya no ha aprendido aún la lección, en hacer que los edificios sean más seguros.

“De entre las cenizas nació una gran amistad”, dice ella, mientras ríe y juega, llevada en andas por su héroe personal.

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