Un tuit publicado en la madrugada del 18 de junio logró desatar el escándalo cuando nada menos que el director de Tránsito de la capital del país, escrachó a un jugador del Club Olimpia. La publicación decía: “En pleno procedimiento frente al WTC sancionando a vehículos mal estacionados, divisamos un vehículo que circulaba a alta velocidad! El conductor resultó ser el jugador Facundo Bruera, a quien se le practicó la prueba de alcotest, dando positivo en 0.05 mg/L. graduacion baja de alcohol. Multa pagada! Que continúen sus éxitos en el fútbol pyo!”.
La publicación que realizó el funcionario municipal en las redes sociales fue absolutamente innecesaria. Si el conductor colaboró con el procedimiento y pagó la multa correspondiente, no había nada que reportar respecto del procedimiento. Es por eso que se puede señalar que en el espectáculo hubo ensañamiento y encono.
Sin embargo, lo más grave de este incidente es la falta de conciencia de parte de un alto funcionario municipal, ya que sus acciones suponen la abierta violación de garantías constitucionales, más concretamente del artículo 33 de la Constitución Nacional, del Derecho a la intimidad:
“La intimidad personal y familiar, así como el respeto a la vida privada, son inviolables. La conducta de las personas, en tanto no afecte al orden público establecido en la ley o a los derechos de terceros, estará exenta de la autoridad pública. Se garantiza el derecho a la protección de la intimidad, de la dignidad y de la imagen privada de las personas”.
Al exponer la imagen de una persona que en todo momento colaboró con las autoridades, aceptó practicar el alcotest y abonó la multa; no se aporta nada positivo a la ciudadanía, pues no se ve como una lección, sino más bien como una bravuconería y amenaza. Para el ciudadano común el anonimato es un seguro contra los abusos de poder del director de Tránsito de Asunción, pero tampoco sirve para promover buenas prácticas. Villalba muestra mala intención, y que además, solamente busca la figuración y el espectáculo, y en el medio de todo, abusa de su poder.
Son varias las incoherencias señaladas a Villalba. Uno de estos hechos, y quizá el más destacable sucedió en el mes de febrero cuando el polémico director de Tránsito dio positivo al alcotest, se le abrió un proceso por exposición al peligro en el tránsito terrestre; sucedió en el km 49 de la ruta PY01, según se reportó se había negado a firmar el acta. Otra incoherencia que se le señala tiene que ver con el favoritismo que él aplica para no controlar ni multar a los adherentes del Partido Colorado. En este sentido, en las redes sociales se había denunciado que, mientras Villalba participaba de un acto de campaña de Santiago Peña en un club de Asunción, afuera del local una fila de colectivos estacionaban sobre la doble avenida Fernando de la Mora, y los internautas se preguntaban por qué les permitía esto el director de Tránsito que tanto gustaba de perseguir y escrachar a la ciudadanía.
Claramente, lo que Juan Villalba hizo en el caso del jugador del club Olimpia, Facundo Bruera, es una inaceptable arbitrariedad.
Como autoridad, los funcionarios pueden grabar los procedimientos sobre esto no existen dudas. Sin embargo, lo que no pueden ni deben hacer es difundir vídeos o fotos de los infractores en las redes sociales. Cuando el funcionario Juan Villalba publicó el tuit con la foto del deportista profesional abusó de su poder y violó algunos de sus derechos fundamentales. Si Juan Villalba prefiere el show mediático, que se dedique a ello, pero que lo haga fuera de sus funciones. Lo que sucedió es muy grave, pues él está cruzando la línea claramente establecida en un estado de derecho.