Para Najeeb Amado, secretario general del Partido Comunista Paraguayo, la mayoría trabajadora fue la que más sufrió a causa de la gestión del actual Gobierno, que afectó su economía, su salud mental y hasta sus alegrías. Un punto central para el político, en este 2025, fue la “genuflexión” del Paraguay a Estados Unidos. Considera que la situación económica va a explotar en el corto plazo, mientras las instituciones siguen maquillando los datos reales.
–¿Cuál es tu balance de este año 2025 sobre el Gobierno?
–Para la mayoría trabajadora, un año durísimo, inclusive en términos de salud mental, de nuestra moral, de nuestra alegría, nuestra felicidad, nuestra seguridad. La seguridad de ser lo que somos, de estar tranquilos con lo que hacemos, como trabajadores y trabajadoras. Todavía fue más grave para nuestra salud mental porque el Gobierno, que es casi como un coiffure, un make-up, un Gobierno de maquillaje, que maquilla todos los datos desde el Banco Central, para darnos a entender que el país goza de buena salud y que los grados de inversión se están dando porque la institucionalidad paraguaya es muy sólida y que no hay inflación; entonces, para que la institucionalidad se muestre sólida, paga deudas y las instituciones muestran responsabilidad fiscal, pero en realidad todos sabemos, los que vamos al supermercado, que es escandalosa la subida de precios, todos sentimos cómo nuestro dinero, el fruto del sacrificio y el trabajo, cada vez vale menos, y es jodido, pues, cuando te das cuenta que no hay insumos en salud, que la educación pública es pésima, cuando programas emblemáticos como Hambre Cero terminan siendo muy deficitarios, de hecho, en el último mes, ya no existió. El Gobierno te presenta un año de crecimiento y es horrible porque mucha gente que cree en esos datos dice “ah, entonces el inútil soy yo”. Por eso fue un año difícil para la salud mental. Nos genera estas sensaciones de que o ñandetavyeterei, no entendemos nada, y ellos son los que entienden todo, y nosotros no sé por qué estamos pasando mal, pero según ellos, la cosa va viento en popa, y se está desarrollando nuestro país.
–¿El modelo económico de este Gobierno, según tu punto de vista, enriquece a un sector y precariza a otro, y no tiene una forma de distribución de riqueza?
–Cuando el modelo económico alimenta las desigualdades hay que criticarlo, porque finalmente, el índice de desarrollo humano va bajando. O sea, a la gente el dinero cada vez le vale menos. Entonces, la propuesta general de desarrollo es una propuesta sin cobertura laboral. Nosotros somos un país básicamente de servicios, comercio, pero también tenemos desarrollo industrial, agrícola, ganadero, maquila; lo cierto y concreto es que, los millonarios, dueños de capitales, no mueven mucho su cuerpo, su cabeza, su fuerza. El trabajador y la trabajadora son quienes todo producen, todo lo que nos rodea, las calles están hechas por trabajadores, las casas, los autos, los aires acondicionados, los teléfonos, las bolsitas de plástico, todo está hecho por trabajadores asalariados. El modelo productivo vigente es un modelo que no acrecienta el empleo, porque al ser sojero ganadero, principalmente, y financiero, no es empleo intensivo, o sea, la característica del modelo de desarrollo en Paraguay no es sumar más trabajadores. Además, se jacta Paraguay de tener fuerza de trabajo barata y casi nulos impuestos. Esa es la propuesta y la gente dice “esto hay que cambiar”. Sí, pero si cambiás, se te van a ir todos los inversionistas. Porque Paraguay no invierte en productividad, tecnología, ciencia, educación, capacitación en oficio de mando medio. Eso cuesta mucho dinero y ese paso hay que dar. Es decir, si nosotros queremos ir pasando a un sistema tributario, cobrar impuestos más elevados, necesariamente tenemos que mejorar la productividad del país. Por ejemplo, en Uruguay, los salarios son mucho más altos que acá, los impuestos son muchísimo más altos y Uruguay año a año tiene más inversión extranjera directa que Paraguay, teniendo salarios altos y tributos altos. ¿Por qué? ¿Porque tiene salida al mar? No, nosotros tenemos la hidrovía más importante de la región. Tenemos los astilleros más grandes. Entonces, el problema es que nosotros no tenemos productividad, porque no tenemos capacitación. Entonces, si vos mirás la situación de la ciencia, los deportes, el arte, la cultura, el desarrollo profesional, ¿qué tipo de planificación de desarrollo lo que existe en Paraguay? Ninguna. O mejor dicho, existe una planificación para que los millonarios sigan sumando más dinero y ahí haya un goteo hacia toda esa camada de gerentes y hasta ahí llegue, pero al verdadero productor, al que hace las cosas, a él no le llega. Es un modelo desigual, injusto y además está envuelto en ganar con mafia.
–¿Este maquillaje que mencionás qué consecuencias podría tener?
–El dinero que no nos llega, la situación del transporte público terrible, la salud en deplorable estado, todo esto es la consecuencia de un maquillaje institucional para que el dinero alcance para pagar deudas y el rostro maquillado de la República del Paraguay dé posibilidades de una institucionalidad capaz de recibir la categoría de grado de inversión. Esto nos va a explotar por la cara de la manera más dramática en los próximos años. Es inexorable. Tal vez si logramos una gran reorganización de las mayorías trabajadoras conscientes de su protagonismo productivo, reclamadoras del protagonismo político que nos merecemos, logremos resolver otros problemas, pero mientras no logremos ese trabajo va a ser todo muy difícil.
–¿Considerás que las políticas de este Gobierno están muy ligadas a la agenda de Estados Unidos y cómo afecta a la sociedad?
–Fue un año en donde el Paraguay ha entrado en un grado extremo de genuflexión. Se ha arrodillado y ha lamido botas como nunca antes. Siempre Paraguay fue casi casi como una colonia norteamericana, pero este año dieron un paso más con todos los acuerdos firmados con el Gobierno de los Estados Unidos y que son acuerdos que también, para la clase trabajadora, son perjudiciales, por lo que se valora en los acuerdos, por el peso que tiene en la visión política y sobre todo económica el capital extranjero y los Estados Unidos en nuestro país. Y eso favorece la multiplicación de la lógica del sálvese quien pueda, del cada uno para sí, porque básicamente, aquella idea del siglo XX del trabajo con derechos, con estabilidad laboral, con jubilación, con aguinaldo, con horas extras, con todo lo que dice el Código Laboral, eso está en el recuerdo, se ha perdido y la sensación del trabajador y la trabajadora es que nunca más se va a recuperar. Entonces, sobre esa lógica de precarización creciente del trabajo se está desarrollando el año y entendemos que se va a seguir desarrollando lastimosamente.
–¿Cuál es tu opinión sobre el acuerdo último firmado con Estados Unidos?
–Es un acuerdo que está enmarcado en un grado extraordinario de subordinación. Nosotros estamos cercanos a ser un protectorado de los Estados Unidos. Con el FBI en la Triple Frontera, con el acuerdo para refugiados y con este acuerdo SOFA, que todavía no tenemos toda la película de lo que es, pero lo que implica es una presencia norteamericana en espacios centrales de decisión, una presión sobre el Paraguay sumamente importante. Entonces, uno pasa a calcular, una de las embajadas más grandes que tiene Estados Unidos en el mundo es la Embajada que está en Paraguay, y el flujo comercial entre ambos no es tan importante como para que los Estados Unidos invierta tanto en su estructura. ¿Por qué tiene tanta incidencia? Porque el Paraguay es una atalaya, un satélite para el monitoreo del Cono Sur, en función a los intereses americanos, desde donde ellos monitorean cómo están las cosas para cuidar sus negocios y gran parte de sus negocios pasan por la Hidrovía Paraná-Paraguay. Además, Brasil forma parte de los BRICS y tiene crecientes relaciones con China, con Rusia; entonces ellos lo que están cuidando es esta cuña. Paraguay es una cuña norteamericana. Por eso podemos explicar también por qué seguimos teniendo relaciones diplomáticas con Taiwán (…). Paraguay ha hecho todos los trabajos sucios, trabajos que otros no hacen. ¿Cuántos países votaron en contra de Cuba? ¿Cuántos países votaron a favor de Israel?