29 mar. 2024

El 2020, el año de la visión perfecta

Luis Carlos Irala

Días pasados fui al oculista para renovar los cristales del anteojo y el profesional tuvo que realizar varias combinaciones para encontrar la graduación adecuada, a fin de asegurar la visión más nítida posible. En oftalmología, ¡el número 2020 es considerado la visión perfecta!

Al iniciar este año, que promete ser diferente al que terminó, se hace imprescindible que todos los paraguayos, y los que habitan la tierra guaraní, afinemos la agudeza visual de tal suerte a poner foco en los problemas y situaciones más apremiantes y, por sobre todo, visualizar con certeza la solución más adecuada para la situación a resolver.

Tanto el presidente de la República, sus ministros, los gobernadores, intendentes, empresarios, comerciantes y trabajadores en general necesitamos ver con claridad el problema y cuál será el camino más adecuado a seguir para llegar a buen término al final del 2020, y no tener que lamentar por decisiones tomadas a la ligera o sin tener una visión clara del objetivo pretendido.

Desde el Gobierno se debe aprovechar el año 2020 para superar las deficiencias que se dieron durante el primer año de mandato, no volver a cometer errores similares y, por sobre todo, contar con las personas más idóneas y creíbles para encarar los proyectos oficiales. Incluso, el presidente de la República debe mirar si hace falta cambiar a sus colaboradores y para ello debe tener una visión perfecta, de tal manera a no equivocarse en la selección.

Entiendo que el Gobierno tiene trazados objetivos, una hoja de ruta a seguir y para concretarlo todos los que forman parte del Poder Ejecutivo tienen que enfocarse en esos objetivos, todos deben tener la misma visión, de lo contrario se corre un alto riesgo de errar el blanco y se desperdiciarán recursos económicos y será un tiempo perdido.

A nivel empresarial también se requiere una visión perfecta para aprovechar el tiempo. Una agudeza visual para encarar nuevos negocios, aprovechar al máximo las ventajas que ofrece la economía local y lograr los resultados esperados al finalizar el año. Para el sector privado se hace aún más necesario tener con claridad el camino a tomar, considerando que no puede fallar en sus emprendimientos, pues si eso ocurre se puede poner en riesgo la misma continuidad de la empresa.

Los trabajadores, independientes y asalariados, también deben sumarse a esta oportunidad que nos da el 2020 y ajustar bien los cristales. Los independientes para prestar sus eficientes servicios a los clientes y lograr mejores ingresos, mayor facturación. Los asalariados, para acompañar la visión empresarial, alcanzar las metas y plantearse mayores beneficios al final del año.

Un proverbio dice: “El pueblo sin visión se desvanece”. Como país necesitamos mejorar nuestra visión, cambiar la manera de ver las cosas, mirar con más optimismo y creer que se puede mejorar la situación, en algunos casos, agobiante. Esta misma situación agobiante, que envuelve a los paraguayos, a veces no nos permite ver con claridad la respuesta a nuestras interrogantes y la salida a los problemas.

Las autoridades religiosas también requieren, más que nunca, una visión perfecta, visión espiritual, para guiar, orientar y aconsejar a los creyentes para tomar el rumbo correcto. Porque así como el año 2020 se presenta como una oportunidad, si fallamos podemos haber perdido una situación única, que difícilmente se nos volverá a presentar.

El año que arrancamos puede ser la oportunidad para retomar el camino del crecimiento económico, un año que promete ser propicio para encarar los negocios y avanzar en los emprendimientos. Sin embargo, ya no podemos encarar nada a ciegas o por simple tanteo, se requiere mucha precisión para aprovechar las oportunidades, poner cada guaraní ahí donde más se necesita. No podemos darnos el lujo de despilfarrar recursos públicos, de encarar obras mal concebidas, ni de realizar compras amañadas.

¡Salud 2020!

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