10 jun. 2025

EEUU pone paños fríos con China en la nueva fase de su guerra comercial

El presidente estadounidense, Donald Trump, juega al tira y afloja en su guerra comercial y ahora decidió apaciguar la tensión con China, con quien mañana –en Londres– habrá un nuevo encuentro arancelario.

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Pulseada. Tanto China como EEUU enviarán emisarios mañana para negociar en Londres.

afp

El presidente estadounidense, Donald Trump, juega al tira y afloja en su guerra comercial con una estrategia que esta semana le ha llevado a duplicar los aranceles y al aluminio y el acero, pero también a apaciguar la tensión con China, con quien el lunes en Londres habrá un nuevo encuentro arancelario.

De la presión arancelaria, al apaciguamiento con China. El presidente de EEUU, Donald Trump, ordenó esta semana duplicar los aranceles y al aluminio y el acero. Pero, en esta segunda fase de su guerra comercial bajó los decibeles con el gigante asiático, con quien mantendrá el lunes una segunda ronda de negociaciones impositivas.

El incremento de los gravámenes del 25 al 50% sobre los dos metales se activó el miércoles y afecta especialmente a Canadá, el gran suministrador de ambos a EEUU; a grandes productores de acero como México, Brasil, Corea del Sur o Vietnam, y también a China, el segundo país que más aluminio vende a la primera economía mundial.

Según la orden ejecutiva, “contrarrestará con mayor eficacia a los países extranjeros que continúan descargando excedentes de acero y aluminio a bajo precio en el mercado estadounidense, socavando así la competitividad de las industrias estadounidenses” del sector, y es un paso necesario para que dichas importaciones “no amenacen con perjudicar la seguridad nacional”.

“No podemos tolerar el problema que estamos afrontando”, subrayó el viernes ante la prensa Peter Navarro, consejero principal de Trump en materia de comercio y manufacturas, que responsabilizó específicamente a China de los excedentes de aluminio en el mercado.

La relación con Pekín se había tensado en la última semana después de que el líder republicano acusara al país asiático, sin dar detalles, de vulnerar el acuerdo alcanzado en mayo tras un encuentro en Ginebra.

China replicó después argumentando que fue Washington quien violó el pacto al imponer nuevas restricciones sobre chips o la cancelación de visados a estudiantes chinos.

Pero el jueves la tensión comenzó a rebajarse con una llamada de hora y media entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, que facilitó que ambas potencias acordaran que este lunes sus respectivos representantes comerciales vuelvan a reunirse.

Como muchos de los anuncios del líder republicano, la plataforma de difusión fue su red, Truth Social.

“La reunión debería ir muy bien”, dijo el viernes sobre ese futuro encuentro en el que participarán el secretario estadounidense del Tesoro, Scott Bessent, el de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial, el embajador Jamieson Greer.

La llamada previa sirvió de paso para que ambos líderes se invitaran a una visita oficial a sus países. Como presidente, Trump ha visitado China solo una vez, en noviembre de 2017, al inicio de su primer mandato (2017-2021), antes de que la rivalidad entre ambos países se agudizara hasta las cotas actuales, mientras que Xi visitó a Trump en Mar-a-lago (Florida) en abril de ese año.

“Veremos qué pasa en la negociación, pero el presidente ha dejado claro que el tema de las tierras raras será clave”, advirtió.

China es el principal productor y exportador de tierras raras del mundo, pues controla el 70% del mercado mundial, y ha activado importantes restricciones de exportación que han afectado especialmente a EEUU, a Europa y a países asiáticos.

El diálogo arancelario tendrá así el lunes una fecha decisiva. Uno de los críticos más agresivos contra la política comercial estadounidense, no obstante, no es extranjero, sino quien otrora fuera el principal aliado de Trump, Elon Musk. “Los aranceles de Trump provocarán una recesión en la segunda mitad de año”, dijo en X el jueves, el mismo día en que se consumó la ruptura de su alianza con el mandatario, que comenzó a resquebrajarse con las críticas del magnate al plan fiscal y presupuestario impulsado por el presidente y elevó el tono después hasta una guerra dialéctica abierta.

Tierras raras, otro frente de tensión Los controles de China a la exportación de tierras raras se han convertido en un nuevo frente en la guerra comercial con Estados Unidos, que entiende esta medida como un incumplimiento de la tregua pactada en Ginebra pese a que las restricciones no se aplican específicamente a ese país, sino a todos. Estos minerales, clave para industrias como la electrónica, la automoción eléctrica o la defensa, están sujetos desde el 2 de abril a un nuevo régimen de licencias que obliga a las empresas extranjeras a solicitar permisos para su exportación. “Es probable que el malestar en Washington se deba a una interpretación errónea de lo que ofrecía Pekín. China probablemente reanudará las aprobaciones para exportaciones de minerales críticos a empresas estadounidenses, pero nunca tuvo intención de retirarlos por completo de su lista de control”, dijo una fuente de la consultora Trivium China. El pacto sellado en Ginebra los días 10 y 11 de mayo, tras semanas de escalada comercial, incluía una rebaja mutua de aranceles de hasta 115 puntos porcentuales –del 145% al 30% por parte de EEUU, y del 125% al 10% por parte de China–, la creación de un mecanismo de diálogo y el compromiso de Pekín de retirar algunas de las medidas no arancelarias aplicadas en abril. Sin embargo, las restricciones a las tierras raras no han sido modificadas ni eliminadas públicamente, y sigue sin aclararse si están incluidas en la categoría de “otras medidas” que figura en el acuerdo. EFE

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