Hernández, que llegó a la Gran Manzana a las 00:15 de la madrugada del viernes, procedente de Tegucigalpa, no llevaba el uniforme del Centro Metropolitano de Detención en el condado de Brooklyn, donde estará recluido mientras dure el proceso en su contra.
El ex mandatario (2014-2022), que mostraba una aparente calma, vestía un abrigo acolchado azul y una camisa blanca durante la breve audiencia, que fue transmitida en circuito cerrado.
En un momento Hernández, aferrado al teléfono a través del cual escuchaba al intérprete, sonrió y tomó un sorbo de Coca-Cola. Con la ayuda del intérprete el ex mandatario escuchó del juez Stewart D. Aaron los cargos presentados en su contra por el Gobierno estadounidense, quien fijó la próxima audiencia para el 10 de mayo. Ese día la audiencia será ante el juez Kevin Castel, que presidirá su caso, como también hizo con el ex congresista Antonio Tony Hernández, hermano del ex presidente y que cumple en EEUU cadena perpetua por narcotráfico. Hernández, de 53 años, fue acusado de tres delitos, entre 2004 y 2022: conspiración para la importación de cocaína, posesión de ametralladoras y armas pesadas y conspiración para la posesión de esas ametralladoras y armas. EFE