Las carreteras de acceso a Katmandú poco a poco van dejando la estampa de fuga de los días siguientes al seísmo, cuando miles de personas salían de la ciudad tras una pesadilla que dejó 8.600 muertos y miles de personas en la calle y sin hogar. Esas vías hoy se van poblando de camiones y negocios, pero la rutina económica del pasado aún está lejos de volver.
“Hay una mejora del 40 o el 50% en el desempeño del mercado”, indicó el vicepresidente de la Confederación de Industrias de Nepal, Anuj Agrawal, al recordar el colapso inmediatamente posterior al terremoto.
Aunque el mercado ha estado enviando mensajes que “invitan al optimismo”, Agrawal no ocultó su preocupación ante la falta de demanda de consumo en el país, lo que ha generado unas pérdidas que las autoridades aún tratan de contabilizar. Agrawal dijo que la población es reacia y la actividad de consumo “ha caído completamente” con centros comerciales y restaurantes sin apenas clientes. EFE