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“Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera”. La frase del poeta argentino José Hernández, autor del Martín Fierro, se ha convertido en una regla de oro que generalmente no suele ser aplicada. Estas palabras pueden tener una mayor fuerza cuando de lo dicho se pasa al hecho. Tal como lo demuestran Jorge Arrúa (28) y Juana Ojeda, quienes vuelven a vivir gracias a los órganos donados por sus hermanos. Ambos pacientes estuvieron el viernes en el Hospital de Clínicas durante el lanzamiento de la Guía para el Paciente Trasplantado.
Regalo de amor. Cuando a Carolina Medina (24) le contaron que su hermano Jorge había sobrevivido, luego de quedarse sin aire y sin signos vitales, no dudó en someterse a los estudios para donarle uno de sus riñones. Hacía meses que el joven padecía del problema renal, con largas estadías en el hospital con sesiones de diálisis incluidas. Jorge se vio obligado a dejar de lado su oficio de constructor, ya que la dolencia le impedía trabajar. “No tenía miedo. No dudé en donarle”; expresa con decisión plena Carolina.
“Donar órganos es lo más lindo que podés hacer en la vida, darle vida a tu propia familia”, agrega la joven, que forma parte del grupo de 13 hermanos de Jorge. “Ella no tuvo ninguna duda. Me dijo que me daría, porque me quería y porque era como un padre para ella”, relata Jorge, quien es papá de un niño de dos años. A casi un año y siete meses de la operación ambos confiesan que no queda secuela alguna. “Ella es como una madre y padre para mí”, dice el paciente trasplantado. Mientras que para Carolina, madre de un niño de siete años, el regalo de amor a su hermano fue como volver a traer al mundo a un hijo.
la veterinaria. Para Juana, la culminación de sus estudios vino acompañada por un diagnóstico: insuficiencia renal, lo que derivó en un año y medio de diálisis y finalmente el trasplante realizado hace un mes. “Justo cuando terminé me diagnosticaron la enfermedad. Por eso todavía no pude ejercer”, cuenta Juanita, veterinaria egresada de la UNA. La joven, que recibió el órgano de su hermano mayor, señala que recibir una donación como esa es una nueva oportunidad en la vida. “No hay palabras para describir ese acto de amor que realizan los donantes. Es imposible. Siempre le tuve un gran cariño a mi hermano. Ahora más aún al saber que una parte de él vive en mí”.