Para el abogado constitucionalista y ex senador Hugo Estigarribia, el Partido Colorado está en una situación de dominación total de parte de Horacio Cartes. “Ejerce un poder absolutamente hegemónico, pocas veces visto, desde la mejor época de Alfredo Stroessner. Tiene un poder absoluto sobre la estructura partidaria y también en el Gobierno, hasta el punto de que los altos funcionarios del Gobierno le rinden cuentas directamente”, expuso.
Asimismo, dijo que en la Junta de Gobierno no hay voces disidentes y a la hora de votar en el Congreso, tampoco. Agregó que solamente se ve en los discursos políticos y en las reuniones, por separado, pero no en la acción, ya que “actúan como oficialistas”, en medio de un nuevo aniversario de la ANR.
“No se nota una disidencia con una línea clara, contundente, firme, de respuesta, de contestación y de propuestas diferentes”, lamentó.
Sostuvo que el Partido Colorado está en “una regresión hacia el autoritarismo. Es un partido que está despegando de ser democrático para ser sometido de vuelta, pero de una manera mucho más diplomática a través de Cartes, con la diferencia de que él está al frente del partido y gobierna su secretario”, indicó con referencia a Santiago Peña.
En ese sentido, dijo que el alcance del gobierno de Cartes es nacional, ya que no se aprueba un solo ministro sin su venia.
Añadió que las comisiones que se crean al interior de la ANR “son para la foto y para halagar al líder, con el objetivo de decir que Cartes promueve una dinamización partidaria que no existe, porque al no haber debate político a institución política no cumple su fin y solamente tiene un éxito electoral”.
“Son floreros, porque no tienen un trabajo real, ya que no emiten opiniones o dictámenes que ayuden al Gobierno o con posiciones críticas”, esgrimió.
Además, calificó a la sede de la ANR como una guarida.
Transición. El analista político Esteban Caballero afirmó que la coyuntura actual del Partido Colorado es la de una transición entre un cartismo que estaba como muy consolidado y muy dominante en el primer año de gestión del gobierno de Santiago Peña y un partido que tiene más desafíos en lo que concierne a mantener la unificación de sus líderes y dirigentes.
“Ese desafío tiene que ver con el retorno de voces disidentes y que actualmente se manifiestan con las ambiciones para las elecciones municipales y las elecciones nacionales de 2028”, señaló, ya que hace más difícil implementar la concordia.
“Sin embargo, hemos visto también que cuando existen amenazas importantes a posiciones de poder que pueda tener la ANR, por ejemplo, en el caso de Ciudad del Este, donde hemos visto cómo esa concordia logra imponerse mediante una negociación entre disidentes y oficialistas”, evaluó. Agregó que lo mismo sucedió en el caso de la Junta Municipal de Asunción para elegir al sustituto del ex intendente Óscar Rodríguez.
“Eso va acompañado de ciertas fortalezas que tiene el partido, en el sentido de su organización interna y su capacidad de gerenciar los conflictos mediante primarias relativamente robustas”, refirió.
Precisó que el Partido Colorado cuenta con una disidencia, no en el sentido de una escisión o un cisma partidario, sino es una disidencia que se maneja dentro de las reglas de juego del partido.
Mencionó que en estos momentos se dan alianzas internacionales que apuntan a consolidar la identidad de la ANR con la ultraderecha global. “Me parece que es innecesario. Refuerza ciertos impulsos de carácter liberal o tendiente a autoritario”, indicó. Caballero observa que la presencia de Cartes en el Poder Legislativo es muy importante y hay una lealtad y una disciplina de la bancada cartista que es más en términos de responder al presidente del partido que necesariamente al presidente Santiago Peña.
Un partido clientelar. El politólogo Marcello Lachi describió que el Partido Colorado pasó de tener un liderazgo vertical a uno horizontal con la caída del gobierno de Alfredo Stroessner con liderazgos difusos, sostenido por redes clientelares de más o menos gran alcance.
En este momento, Horacio Cartes busca volver al modelo verticalista y, en su momento, declaró que “ya no existen movimientos”, recordó Lachi.
“Pero esa es una fantasía de Cartes y del cartismo: creer que pueden construir un partido vertical, donde el cartismo –que ya es un movimiento vertical– se confunda con el coloradismo. Pretenden instalar la idea de que el cartismo es el coloradismo mismo, que nada existe fuera de él. Ese es el objetivo; pero, insisto, es una fantasía, porque el Partido Colorado no funciona de esa manera y reacciona constantemente”, manifestó.
Lachi explicó que esa idea es inviable “porque es un partido estructuralmente clientelar, que responde tanto a los sectores vulnerables como a la clase media alta, nunca puede satisfacer a todos. Siempre habrá una parte insatisfecha, y esa parte se organizará para volcar la balanza y disputar el poder, porque la gestión no le satisface. Y eso ha ocurrido siempre”, resaltó.
Subrayó que, a pesar de que el cartismo está teniendo una deriva autoritaria, neofascista, inspirándose mucho en el bolsonarismo, desde el punto de vista de la idea de construir una sociedad más conservadora, donde el enemigo es todo lo que está fuera de la frontera, el cartismo tiene fecha de vencimiento, que será la próxima interna presidencial, que será a finales del 2027. “No tiene las condiciones para construir una dictadura, porque no hay. El cartismo no tiene bases fuertes para construir su régimen autoritario”, aseveró Lachi.