La adicción a los juegos de azar ya no se limita solo a esa actividad tradicional de visitar un casino para hacer apuestas. Tampoco afecta exclusivamente a personas mayores desde que el acceso a las apuestas se hizo más fácil con los teléfonos móviles, según la hermana Regina Sian, al recordar los 13 años del grupo de autoayuda Jugadores Anónimos (JA).
A un jugador compulsivo se lo conoce como ludópata. La ludopatía, según la Organización Mundial de la Salud, es un trastorno que se caracteriza por la presencia de frecuentes y reiterados episodios de participación en juegos de apuestas, los cuales dominan la vida de una persona enferma en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales, laborales, materiales y familiares.
“Muchas veces piensan que van a poder controlar la adicción al juego, que es como la adicción al alcohol, al sexo, las drogas que no se pueden controlar. La adicción es muy fuerte y no discrimina edad. Quien quiere ayuda debe aceptar que está enfermo y desear recuperarse”, comenta la hermana Regina.
Jugadores Anónimos fue creado el 13 de setiembre de 1957 en Los Ángeles, California. En Paraguay, de la mano de la Hna. Regina Sian, este grupo de ayuda empezó a cambiar vidas desde hace 13 años y todos los días recibe llamadas de personas que buscan recuperarse o de familiares que piden ayuda.
PROBLEMAS. La hermana Regina comenta que las consecuencias de apostar compulsivamente no solo traen problemas financieros, sino una montaña de situaciones que afectan a la persona en su entorno laboral, familiar y legal, y que no distinguen clases sociales. A veces se juega por plata, otras por la satisfacción de ganar.
Explicó que hace unos días visitó el grupo una mamá con su hijo de 13 años que no podía soltar el juego electrónico. La señora trabajaba en un restaurante todo el día y llegaba muy tarde a casa y encontraba a su hijo conectado al juego, no hacía sus tareas tanto escolares como del hogar e incluso faltaba a la escuela. “Ahora el juego no es solo con la tele o la computadora, también los celulares. Dejan de estudiar e incluso de comer por culpa del celular, de los juegos. Es un peligro. Los viejos también ya juegan el póquer desde internet”.
Otro de los casos que recuerda la Hna. Regina es el de un adulto que perdió mucho dinero apostando por clubes de ligas europeas. También están quienes apuestan al torneo local o al pikivóley.
El grupo de autoayuda Jugadores Anónimos se reúne los martes y viernes, a las 19.00, en la Parroquia San Rafael. Los interesados en recibir ayuda pueden llamar al (021) 613-513.