20 abr. 2024

“Debe reconocerse a quienes pagaron la deuda, es decir, los consumidores”

El ex secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) señaló que no puede desconocerse que los consumidores pagaron la deuda de Itaipú y deben beneficiarse por su cancelación.

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Charla. Victorio Oxilia Dávalos en estudios de Última Hora.

  • Adrián Cáceres
  • adrian-caceres@uhora.com.py

Esta semana se canceló la deuda de la Itaipú Binacional (IB), que terminó costando USD 63.500 millones a los consumidores paraguayos y brasileños. El profesor Victorio Oxilia Dávalos, experto en energía y doctor por la Universidad de São Paulo, charló con nosotros en el ciclo de entrevistas en vivo Diálogos Última Hora 50 años, donde dejó sus impresiones sobre los desafíos de la entidad hidroeléctrica y las consecuencias del pago de los compromisos financieros.

–¿La cancelación de la deuda es un hecho histórico?

–Totalmente. Es un hecho histórico muy importante para nuestro país. Tenemos dos centrales hidroeléctricas binacionales: Itaipú y Yacyretá. En el caso de Yacyretá no sabemos cuál es la deuda real ni tampoco la tarifa. Por otro lado, tenemos a Itaipú, que está totalmente pagada, es decir, no tiene deuda. Paraguay, en este momento, tiene un patrimonio gigantesco, como activo, pero también como producción de energía limpia para el país. Eso es algo estratégico, es un hecho histórico.

Sin deuda por Itaipú: ¿Tendremos ahora energía eléctrica más barata? - ÚH

–¿Qué implicancias puede tener para el país?

–El hecho de que hayamos pagado la deuda, de la cual podemos discutir su origen, tener un patrimonio como Itaipú es ya de por sí una implicancia positiva. Tenemos un activo, una generadora de energía limpia que pertenece en 50% al Estado paraguayo, al pueblo paraguayo, no a los gobiernos. Tenemos una central, cuyos costos a futuro son muy bajos. Y eso representa una gran oportunidad para un país que está en crecimiento, en una transformación productiva, económica, con un bono energético y demográfico. No hay desarrollo industrial sin energía.

–¿Qué otras oportunidades nos ofrece?

–Tenemos la oportunidad de transformar nuestro transporte. El transporte utiliza cerca del 40% de toda la energía que se consume en el país, mucho más que la energía eléctrica, que llega al 18%, todo el transporte, público de pasajeros, individual y de cargas. Nos estamos transportando a base de combustibles fósiles importados, y cuyos precios no dependen de nosotros. Son valores volátiles y tenemos una vulnerabilidad, cuando muy bien podríamos tener un transporte que emplee nuestra energía eléctrica, sobre la cual tenemos mayor control. Además, cuando pagamos por la energía eléctrica ese dinero retorna al país, pero cuando pagamos combustibles en una estación de servicio prácticamente el 70% va a algún comercializador fuera del país.

–La deuda terminó siendo de USD 63.500 millones, ¿es justa?

–Es difícil responder. Lo que uno podría decir es que es una deuda acordada, convenida, con la cual estuvimos de acuerdo al menos como gobierno, sin olvidar que hubo muchas críticas con relación a esa deuda, comenzando por su origen. Los costos iniciales previstos fueron de alrededor de USD 3.000 millones, en el proyecto, en el año 1974. Esos costos directos tuvieron modificaciones. No obstante, en origen podríamos estar hablando de sobrecostos del orden del 25 o 30%, pero son costos que no podemos auditar, ni siquiera con las contralorías de Paraguay y Brasil, porque la Nota Reversal que firmamos hace un par de años permite un control de los cinco años precedentes, y esta deuda se formó principalmente en la segunda década de los años 70 y 80. Muy difícilmente podamos auditar contratos que seguro están bajo siete llaves en algún lugar de los archivos de Itaipú.

–¿Es necesario auditar la deuda?, ¿hay alguna forma?

–Sí, al menos por una cuestión histórica, y lo digo incluso como investigador. Claro que me interesaría hacer por lo menos un estudio de lo que fue esa deuda. Más por interés académico, porque aunque existan culpas en el pasado, cómo hacemos para que esas culpas sean pagadas, hay gente que falleció, empresas que desaparecieron. Entonces, será muy difícil que tengamos una consecuencia de esos estudios. Pero desde el punto de vista académico ciertamente sería interesante. Para eso tiene que haber un acuerdo de ambas partes, una transparencia total de Itaipú. El caso es que no es totalmente transparente, es una queja que tenemos desde la academia (...). Quien no debe no teme, quien tiene las cuentas claras no oculta información. Hablamos de Itaipú Margen Derecha, y de eso es culpable el Gobierno paraguayo, comenzando por el presidente de la República.

–¿Puede bajar el costo de la energía eléctrica para el consumidor paraguayo?

–De hecho, pagamos nosotros la factura de ANDE. Entonces, la deuda la pagamos nosotros, y los consumidores brasileños. Debe haber un reconocimiento para quienes pagamos la cuenta. Es lógico que se espere una rebaja. Es decir, si hicimos un esfuerzo para pagar USD 63.500 millones de una deuda que es hasta discutible, es lógico que haya un reconocimiento al usuario que pagó. Ahora, ahí no hay que hacer un uso político de la información, porque el hecho de que la tarifa baje 50% no significa que se deba transferir ese número a la tarifa de ANDE. La ANDE, cuando nos brinda el servicio, no tiene solamente la compra de energía de Itaipú como costo, ese costo puede ser hasta 40%, pero el resto tiene que ver con inversión en las redes de transmisión y distribución, con la comercialización. Si baja 50% la tarifa de Itaipú, eso podría significar máximo un 20% de rebaja en las tarifas para los usuarios finales, en principio (...). Me interesa pagar menos la factura, pero más me interesa tener un servicio de calidad.

–¿Es conveniente que baje la tarifa, siempre y cuando Brasil permita exportar la energía libremente?

–Creo que la tarifa de Itaipú tendría que bajar, y es bueno. Pero hay que diferenciar la tarifa de Itaipú del precio de la energía paraguaya que le estamos “vendiendo” (cediendo) a Brasil, que además de la tarifa tiene un plus que se llama cesión de energía. Me gustaría que la tarifa sea baja, pero que la cesión de energía sea mayor, que ese precio de nuestra energía excedente que le cedemos a Brasil sea mayor. Lo más conveniente es que consumamos esa energía eléctrica en Paraguay, en el transporte eléctrico, en nuestra industria, en nuestros servicios, en las casas. La venta a Brasil es una cuestión transitoria, es algo que tiene fecha de vencimiento. En diez años posiblemente vamos a tener necesidad de mayor generación, eso tenemos que pensarlo.

–¿Qué desafíos vienen ahora para Paraguay tras la cancelación de la deuda de Itaipú?

–Son dos desafíos grandes: tener una política industrial y una política de transporte, de los sectores económicos, consumidores de energía, coherente con esa disponibilidad de energía más barata. Apoyar lo referente al hidrógeno verde, a las empresas que se están instalando aprovechando la energía eléctrica. Hay un desafío industrial que debe buscar siempre generar mano de obra, no solamente consumir energía.

–¿Qué pasa si Paraguay y Brasil no se ponen de acuerdo en el nuevo Anexo C?

–Si no llegamos a ningún acuerdo queda el Anexo C tal cual como está, es decir, esa situación es muy conveniente para Brasil. Itaipú no va a dejar de funcionar, va a operar, pero las condiciones van a ser bastante favorables para Brasil (que se lleva la mayor parte de la producción de la entidad).

Nos estamos transportando a base de combustibles fósiles importados, y cuyos precios no dependen de nosotros (...), cuando podríamos tener un transporte que emplee nuestra energía eléctrica.

Me gustaría que la tarifa de la Itaipú sea baja, pero que la cesión de energía sea mayor, que ese precio de nuestra energía excedente que le cedemos a Brasil sea mayor.

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