08 ago. 2025

De otra dimensión

Las impresoras de objetos en tres dimensiones ya están con nosotros y sus aplicaciones tienen como límites solo los de la imaginación. Desde prótesis hasta adornos, pasando por prototipos industriales, la técnica de la impresión en 3D abre un amplio abanico de posibilidades.

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Revista Vida

Fotos: Javier Valdez

Parece de ciencia ficción. Y hasta hace algunos años probablemente solo podían aparecer en algún relato de Isaac Asimov, Ray Bradbury o Arthur C. Clarke, o en alguna escena de Viaje a las estrellas. Pero las fotocopiadoras 3D, capaces de reproducir casi cualquier objeto, ya forman parte del presente en Paraguay. Y también del futuro.
“Las posibilidades son infinitas”, responde Mina Fleischmann cuando se le pregunta acerca del potencial de las impresoras en tres dimensiones. La firma a la que pertenece importa y comercializa diferentes tipos de fotocopiadoras en 3D, que van desde las más sencillas, para aficionados, hasta las más complejas, para uso profesional e industrial.
El futuro hoy

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Las posibilidades creativas que abren las impresoras 3D son infinitas.

La impresión 3D es el nombre que se le da un grupo de tecnologías de fabricación por adición, en las que se crea un objeto tridimensional mediante la superposición de capas sucesivas de material. “Existen varias tecnologías para la impresión en 3D, muchas máquinas diferentes; y no todas sirven para lo mismo, pues cada una de ellas tiene una utilidad y una finalidad; imprimen en diversos materiales que se utilizan para distintas cosas”, agrega Fleischmann.

La empresaria informa que la tecnología que dio origen a este tipo de fotocopiadoras se empezó a desarrollar hace aproximadamente 25 años. Inicialmente se usaba en la industria, hasta que se empezó a abrir para el mercado en general con las máquinas más económicas.
“Eran las máquinas que para nosotros son hoy las profesionales e industriales. Después se fue ampliando la tecnología a otros materiales y opciones más económicas”, dice Fleischmann. Alrededor de 2003 se registró un gran crecimiento en la venta de impresoras 3D en el mundo, debido a que se redujo el costo de producción de estas.
La tecnología de la impresión 3D se aplica en campos tales como la joyería y la confección de calzados, y en ámbitos más complejos como diseño industrial, arquitectura, ingeniería y construcción, industria automotriz, e incluso en el sector aeroespacial, sin dejar de mencionar a las industrias médicas, la educación y los sistemas de información geográfica.
En Holanda y en China se usaron impresoras 3D para construir casas, pero esta tecnología todavía no está en el mercado, según Fleischmann. En el ámbito local, las más económicas son las que imprimen en plástico ABS o PLA y nailon, que son apropiadas para realizar pequeñas figuras destinadas a la ornamentación de una vivienda, por ejemplo.
Existen también las que imprimen en yeso, full color, que son profesionales y se usan para hacer prototipos –incluso funcionales– y maquetas para arquitectura. La máquina ya imprime con todos los colores y texturas del diseño.
Otro de los equipos ofrecidos en plaza imprime mediante resina plástica líquida. Se trata de una máquina pequeña que hace prototipos también pequeños, como matrices para joyería, odontología e ingeniería. “Son piezas muy chiquititas, pero con mucha resolución”, explica Fleischmann.
Pero también hay equipos que imprimen plásticos que son resinas de alta calidad, de mucha resolución, también destinados a la confección de prototipos funcionales, para matricería. Además, existen en el mercado máquinas que imprimen todo tipo de metales y otras que lo hacen combinando plásticos y caucho.
En cuanto a las más complejas las profesionales e industriales las que operan con metales son capaces de sacar piezas finales, como engranajes, listos para usar. Imprimen en diferentes tipos de metales, como acero inoxidable o cualquier otra partícula de metal. “Claro, hay que regular la temperatura de fundición. Funciona con partículas metálicas y un láser que las va uniendo”, aclara Mina Fleischmann.
Oferta local

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La tecnología de la impresión 3D se aplica en los más diversos campos. Entre ellos: joyería, confección de calzados, diseño industrial, arquitectura, construcción, medicina, etc.

En Paraguay, el uso de las fotocopiadoras 3D incluye tanto el ámbito doméstico como el profesional. Si bien todavía no se aplican en muchos de los campos en los que en el resto del mundo ya son utilizadas, existen empresas dedicadas a esto.

Andrés López, de Craft 3D –un laboratorio creativo–, cuenta que en la empresa trabajan profesionales de diseño gráfico y de diseño industrial. Los empleados se dedican a hacer diseño gráfico, como creación de marca, identidad corporativa, páginas web y otros, pero también recurren a las fotocopiadoras 3D.
“Abarcamos también una vertiente industrial, ofreciendo nuestros servicios de modelado 3D, que incluye asesoramiento e impresiones de prototipos, siempre y cuando la idea sea realizable. Nuestros clientes son diseñadores industriales, arquitectos e incluso del ámbito de la medicina. Recurren a nosotros cuando planean lanzar un producto nuevo, y antes de hacer la matriz nos piden un prototipo”, afirma López.
El entrevistado asegura que la actividad tiene buena demanda y que actualmente están incursionando en un terreno diferente, como lo es la joyería. Una empresa que opera en Francia acudió a Craft 3D para que sus profesionales les impriman los prototipos.
Pero donde están llevando una mejor calidad de vida a los beneficiarios es en el ámbito de la medicina, más específicamente en la fabricación de prótesis para personas que han sufrido alguna amputación o carecen de algunos de sus miembros por otros motivos.
Con la empresa C&T Intelligent conformaron un equipo multidisciplinario integrado por diseñadores, ingenieros y terapeutas especializados en rehabilitación, para crear prótesis funcionales que ya están beneficiando a muchas personas.
Rubén Tabaracci, de C&T Intelligent, cuenta que gracias a los miembros artificiales creados por el equipo hay personas que pueden llevar hoy una vida normal y realizar actividades que antes estaban, literalmente, fuera de su alcance. En este caso, las piezas 3D son fabricadas en Uruguay.
Y no menos importante es el hecho de que esta iniciativa busca poner sus prótesis al alcance de personas que no cuentan con recursos para costearse un miembro artificial. “Una pierna, de segunda mano, se consigue en el exterior por no menos de 90 millones de guaraníes. Nosotros podemos ofrecer un producto similar, al 20% de ese precio”, asevera Tabaracci.
No son los únicos que buscan darle una oportunidad de mejorar su calidad de vida a quienes les falta algún miembro. Eric Dijkhuis y Fernando Vallese crearon hace un par de años una asociación sin fines de lucro llamada Po Paraguay.
La idea es ofrecer las prótesis a bajo costo para que puedan acceder a ellas personas de escasos recursos. Una mano de 2,5 millones de guaraníes en la fundación se consigue por menos del 25% de su precio de mercado, e incluso, si el beneficiario no está en condiciones de costearse el miembro artificial, la donación es completa.
Costos y lo que viene
Mina Fleischmann aclara que el costo de un producto 3D depende del material, en qué maquina y en qué nivel de calidad se imprime. “Nosotros cotizamos por centímetro cúbico. Tenemos que ver el diseño en 3D, qué material va a usar, cuántas horas va a durar la impresión. Porque no es como la impresora de papel, que es instantánea; una de 3D puede tardar de cinco y seis a 20 o 25 horas”, añade.
Y como ya se mencionó, los usos y posibilidades que abren las impresoras 3D solo tienen como límite la imaginación. Existen actualmente iniciativas que están experimentando con la creación de órganos humanos que puedan sustituir a los que por alguna razón deben ser removidos y reemplazados, si bien esta eventualidad todavía se encuentra en un estadio de desarrollo muy básico.
Las máquinas son muy fáciles de usar, dicen los expertos y agregan que en internet existen hasta bancos de imágenes y archivos para descargar e imprimir. “Si quiero imprimir juguetes o adornos para mi casa, se puede encontrar archivos en internet para imprimir cosas que otras personas diseñan y suben”, apunta la empresaria.
No obstante, señala que quienes quieran crear con las impresoras “algún conocimiento deben tener, porque para imprimir en 3D primero hay que saber diseñar en 3D, pues todas las máquinas funcionan en base a un archivo de esas características”.
Tanto para fines positivos como para los que no lo son tanto, las impresoras 3D son la puerta de entrada a una dimensión de límites todavía desconocidos. El buen uso de esta tecnología está en manos humanas.

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Depende de lo que se arme
Pero así como las aplicaciones de las impresoras 3D pueden beneficiar a la gente, es posible que su versatilidad también sea aprovechada para fines menos altruistas, como la fabricación de armas, las que por costo y legislación no están al alcance de cualquier ciudadano.
Es un peligro real, admite Fleischmann, quien destaca que “las máquinas imprimen cualquier cosa, pero depende de los humanos cómo se usan; de hecho se imprimieron partes de armas o armas que pueden llegar a ser funcionales”.