17 ene. 2025

De canillita a médico: “La medicina no es para enriquecerse, es para servir”

30290212


Mi nombre es Agustín Saldívar Orrego. Nací en Asunción. Tengo 68 años. Hace 38 años que terminé la carrera de Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA (Universidad Nacional de Asunción). Ingresé en 1981 y terminé en 1986

Estoy casado. Mi esposa se llama Ismelda Vázquez (enfermera). Tenemos cinco hijos. La mayor es la doctora Tatiana Saldívar, ella es cirujana pediatra. El segundo de mis hijos también es médico, Fernando Saldívar. También, José Marcos Saldívar. El cuarto, Adrián Saldívar, está estudiando veterinaria y la quinta, Aramí Saldívar, está cursando la carrera de Arquitectura.

Nosotros venimos de una familia luchadora. En mi caso particular, es un poco larga la historia. Yo le tuve a mamá hasta los nueve años. Después murió (Miguela Orrego) y se volvió a casar mi papá. Pasé por la época de vender los diarios.

En aquella época, me levantaba temprano y me iba primero a vender los diarios en la zona del club Guaraní, en el barrio San Antonio, y así llegué hasta el Hospital de Clínicas.

Les veía a los médicos con sus guardapolvos y ahí nació la cosquilla de estudiar medicina. Por ese motivo y también por el hecho de que mi mamá murió. Me quedó una incógnita por qué falleció tan joven.

En ese entonces tuve la oportunidad de ahorrar un poco, de manera a sostener por lo menos una carrera como medicina. Fui mejor egresado en el Colegio Nacional Mariscal Francisco Solano López. Y cuando yo le conté a mi papá que quería seguir medicina, me dijo “Sí”.

Entonces, tenía un poquitito de ahorro y eso me permitió tener la posibilidad de aguantar. Me puse las pilas y yo no tenía plata para irme a Corrientes (Argentina) ni a otro lado para estudiar medicina. Y estudié mucho para ingresar a la UNA.

Yo no hice ningún cursillo privado. Yo estudié solo en casa. En la Junta de Gobierno cuando eso había un cursillo que hacía la ANR. Había 300 alumnos allá. Yo me fui a sentar en la cola y dije: Acá no voy a aprender nada. Entonces, decidí irme.

Y estudié en el fondo de la casa, donde había un mango hermoso. Tenía todos los textos y me tragué los libros. Me fui y probé e ingresé. Hice 201 puntos de 210 posibles. Ingresé dentro del cuadro de los primeros seis.

EXPERIENCIA

Teníamos así un grupo importante. Nunca nos faltó nada. Éramos emprendedores. Y bueno, me recibí en los seis años. Me quedé a hacer el internado primero. Luego la residencia en la Segunda Cátedra de Cirugía, bajo la dirección del profesor doctor Jacques Balanza. Terminé los tres años de residencia en cirugía general y continué trabajando con él en el servicio ya siendo ayudante de cátedra, instructor. Trabajé en cardiocirugía con él.

Y después el profesor Balanza, a quien le agradezco mucho, me dio la posibilidad de irme a concluir la carrera en París, Francia, en la Universidad René Descartes de París. Cuando el doctor Balanza veía que vos tenías un buen perfil te decía: Estudiá francés. Y me preparé muchos años antes.

Trabajé en el Hospital André Mignot de Versalles. Tuve una muy buena formación. La beca era de la Fundación del Corazón que encabezaba el profesor Guillermo Alonso. Y no solamente él conseguía la inscripción a la facultad, te conseguía un lugar en el hospital, donde te pagaban un sueldo, un seguro, te daban casa.

Cuando volví, el profesor Balanza nos avisó que teníamos que retribuirle a nuestro país lo que invirtió en nosotros. Y entonces formé el Servicio de Cirugía Vascular en el Hospital Nacional de Itauguá y contribuí con varios otros colegas para la formación de la unidad de trasplante renal en el mismo hospital. Ahí hemos hecho grandes cirugías en aquella época: del 1990 al 1994.

Recuerdo que en el Hospital Nacional de Itauguá hicimos la separación del único sobreviviente siamés. Fue con un equipo multidisciplinario, encabezado por el doctor Hugo Arza.

Y bueno, a partir de ahí, trabajamos en la medicina privada también hasta que después nos convocó el profesor Aníbal Peris acá en la Facultad de Ciencias Médicas. Diez años trabajamos formando el equipo de trasplante renal en la Facultad de Ciencias Médicas. Empezamos a trabajar también trasplante hepático, cardíaco, de córneas.

Yo ocupé la jefatura de trasplante acá en la Universidad Nacional hasta hace poco, hasta jubilarme. Fui director en el Hospital de Trauma. Y bueno, hoy en día te puedo decir así con orgullo que probablemente en los últimos diez trasplantes renales yo ya no participé en la Facultad de Ciencias Médicas, sino que fueron realizados por nuestros residentes a quienes le hemos dado la oportunidad de formarse.

De la FUNA y del Ministerio de Salud Pública (MSP) me jubilé a principios del 2023. Pero yo sigo trabajando en el IPS, privado y estoy haciendo el servicio cirujano vascular. Sigo haciendo trasplantes de riñones.

Yo calculo –en 38 años de carrera– así contabilizado por el IPS debo tener más de 400 trasplantes participados. También ayudé en ablaciones.

Miles son las anécdotas que puedo contar, pero la anécdotas que recuerdo es la de una nena de 11 años con ojos azules, era oriunda de Pilar. Le colocamos un catéter en la yugular con el doctor Roberto Filizzola, en IPS, para la hemodiálisis, porque ya no se podía en los brazos. Entonces, nos dijo: “No me hagan más nada, déjenme nomás”.

Y como yo tengo una medalla de María en el pecho colgado. Entonces, mira esa medallita y me dice: “¿Quién es?”. Le conté. Le dije: “Muy pronto vos te vas a trasplantar”. Yo le dije para consolarle nomás. Y después de 17 días yo estaba trabajando en IPS haciendo consultorio vascular. Y me llama a mí el Dr. Silvio Franco para pedirme que haga el trasplante. En esa situación de repente vos sos el instrumento nomás para prolongar la vida de la gente.

MENSAJE

A los jóvenes que quieran estudiar medicina que sepan que si van a ser médicos que se preparen con mucho humanismo. La medicina no es para enriquecerse, la medicina es para servirle a la gente.

El Dr. Agustín Saldívar es un reconocido cirujano vascular. En 38 años de carrera concretó más de 400 trasplantes renales. Tras su formación en Francia, volvió al país y fundó el Servicio de Cirugía Vascular en el Hospital de Itauguá.
Me levantaba temprano y me iba primero a vender los diarios y así llegué hasta Clínicas. Les veía a los médicos con sus guardapolvos y ahí nació la cosquilla de estudiar medicina.

Más contenido de esta sección
La implementación del proyecto inició ayer. Se prevé la intervención en distintos puntos del microcentro. La obra, que costará G. 50.000 millones, culminará en 18 meses, informó la ANDE.