05 sept. 2025

Conociendo la Tierra Media

caceres, sergio

El lunes pasado escribí sobre los libros que gustan leer los adolescentes en estos tiempos, y lo difícil que es que los clásicos autores de antaño sean de su agrado.

Comentaba que con mi hija Panambi (14) había logrado que ambas generaciones se junten en su biblioteca, siempre haciendo algunos trucos a favor de los más viejos, pues los nuevos tienen muchas ventajas.

Prometí hablar de esta diferencia tomando como ejemplo el encuentro con Tolkien.

Aprovechando el estreno de la película El Hobbit, le sugerí a mi hija que lea la novela para luego ir al cine y ver la adaptación de Peter Jackson.

Luego de eso, compré los tres tomos de El señor de los anillos y varios más del mismo autor.

La Tierra Media se fue volviendo algo familiar para Panambi, y entonces llegó el turno de El Silmarillion.

Este libraco era todo en un desafío en muchos sentidos. Acá Tolkien hace toda una teogonía de su singular universo, colocando una cantidad de personajes que son la sumatoria de todos sus otros libros.

Fueron dos meses de paciente lectura. A medida que las páginas y los días pasaban, el esfuerzo iba dando sus frutos.

No solo todos los anteriores libros de Tolkien empezaban a tener otra luz, sino que el enfrentamiento ante un texto de semejante envergadura y complicación iba poniendo en perspectiva a todos los otros, y muy en especial a los de la nueva generación, que se iban revelando como prosas facilistas y con muy poca sustancia.

La experiencia fue tan maravillosa, que una vez terminado el libro vi por primera vez a mi hija releer por completo un libro, esta vez con más placer y velocidad.

Mi intención siempre fue que la lectura no sea un pasatiempo para mi hija, sino un proceso de aprendizaje.

Una vez logrado eso, no quería que solamente los autores actuales fueran sus conocidos, pues aunque muy meritorios todos, en mi opinión son de ligas menores en comparación a escritores más anteriores.

Estos últimos me parecen un escalón fundamental para pasar a otro tipo de literatura mucho más comprometido y exigente intelectual y existencialmente.

Creo que lo que ocurrió con el Silmarillion de Tolkien fue un punto de inflexión que ella misma reconoció.

Los nuevos y los viejos autores siguen llenando la biblioteca de Panambi, pero ahora la balanza se ha equilibrado y un portal se ha abierto.

El próximo lunes terminaré esta crónica tocando el caso de mi hijo menor.