La estrategia altruista se impulsó debido a la gran cantidad de personas que quedaron desempleadas, sin ingresos en actividades formales e informales. La mayor cantidad de ollas populares se concentran en Minga Guazú, Hernandarias, Presidente Franco y Ciudad del Este.
En cada uno de estos distritos hay un centro de acopio, que reciben los insumos proveídos por la Itaipú Binacional, para su posterior distribución a través de la Pastoral Social de la Diócesis de Ciudad del Este, la Gobernación de Alto Paraná, la Fundación Los Ángeles y los municipios beneficiados.
“Cada beneficiario tiene su número y se trabaja por número. Se hace un seguimiento a todas las ollas populares”, relató el padre Ecar Kleider Rolón, responsable de la Pastoral Social de la Diócesis de Ciudad del Este.
Los kits, entregados a las comisiones barriales encargadas de la elaboración de la comida, constan de 157 kilos y contienen arroz, extracto de tomate, fideo y pollo. Se estima que esta cantidad, al ser procesada, equivale a unas 250 porciones de comida para tres días. Semanalmente, se entregan más de 100.000 kilos de alimentos en los diferentes centros de acopio.
Según la encuesta de la Municipalidad de Ciudad del Este, en cuanto al impacto económico de esta pandemia, es que el 21% de las personas perdieron su empleo en el Este. Es decir, casi la mitad de la fuerza laboral está ociosa, lo que implica una reducción de ingreso de USD 460 mil mensuales en los hogares locales.
REFLEXIÓN. “Estando dentro de la necesidad de la gente, hemos visto que el rico y el pobre es igual. El que tiene casa linda también come de las ollas populares. No come su piscina, su aire, entonces todos comen de una gran mesa. Hay un dicho que dice que no hay mal que por bien no venga, para mí como Iglesia es aprender a ser comunidad. El evangelio dice tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber”, reflexionó el padre Kleider.
Relató que hay comunidades donde la situación es preocupante, como en los asentamientos, gente que vive en las riberas, porque su medio de vida terminó y entonces la situación se vuelve difícil.
“También es preocupante la situación de la clase media, muchos han invertido, han arriesgado para este 2020, buscando una vida mejor, pero en esta circunstancia se encuentran en quiebra, provocando problemas sicológicos, por las decepciones, por la cuestión monetaria, hay gente que nunca debió y no puede pagar y eso también crea todo un problema”, añadió.
Con convenio de por medio, el sacerdote dijo que hay mucha transparencia sobre el destino de los bienes que reciben en su totalidad para dotar de insumos a las ollas populares. “La Itaipú Binacional nos ayudó a partir de abril con las mercaderías, cada semana”.
La pandemia es un enemigo invisible y solo le puede vencer la conciencia limpia y libre, según el sacerdote. Insistió en que esta pandemia puso un parámetro donde estamos todos por igual, ricos y pobres.
“Esta pandemia no perdona a ricos ni pobres, ni joven ni viejos. En principio se dijo que esto afectaría más a las personas de la tercera edad, pero sin embargo veo jóvenes que están en lucha entre la vida y la muerte”.
1.300
ollas populares activan en Alto Paraná para alimentar a las personas afectadas por la pandemia del Covid-19.
100.000
kilos de alimentos se entregan semanalmente a cada centro de acopio de los distritos de Alto Paraná.