Como el mercado de la soja se mueve en dólares, los compradores internacionales deben primero cambiar su moneda local a la estadounidense para realizar las transacciones. En este proceso pierden su poder adquisitivo, dependiendo del tipo de cambio, pues si el dólar se encuentra alto, estaría disponiendo de menos moneda y como efecto compra menor volumen de granos. Como este comportamiento se repite en varios actores, la oferta de soja crece y por tanto los precios bajan.
“Si en mi moneda local todo se me encarece un 10 a 15% y después lo tengo que vender más caro localmente, lo que también me genera una suba de precios, entonces la suba del dólar normalmente impacta negativamente en los precios porque van a comprar menos cantidad, porque la gente no va a gastar más”, explicó Federico Morixe, consultor de la Bolsa de Chicago y asesor en agrofinanzas de la Asociación de Productores de Soja (APS).
Esta volatilidad es habitual desde hace varios años, pero el experto advierte además sobre la fuerte influencia de la especulación en el mercado. Se refirió a los fondos de inversión en que los actores venden o compran contratos de commodities y al mismo tiempo dólares, generando fluctuaciones artificiales donde tanto la soja como el dólar pueden encarecerse a la vez.
“Los fondos especulativos son buenos porque hacen subir los precios, pero también hacen bajar a niveles muy bajos. Cuando están los precios bien altos es cuando lo tiene que aprovechar un país productivo y el productor para vender a esos valores y cuando los precios bajan, los países compradores aprovechan para adquirir barato”, recomendó.
En ese sentido, Morixe hizo hincapié en la necesidad de contar con información del movimiento del mercado y saber aprovecharlas.
Valores. Desde hace una semana los precios del dólar retomaron su comportamiento al alza de forma sostenida y quedó en torno a G. 7.220 a la venta. Por su parte, la soja fue variando diariamente, pues en tres días pasó de USD 510 a casi USD 521 la tonelada. Otro actor que incide en la toma de decisiones son las proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que la semana pasada advirtió sobre una leve suba de oferta mundial de soja, donde Brasil aparece como uno de los proveedores con crecimiento en Sudamérica, mientras que para Paraguay y Argentina mantiene sus expectativas.
En el último caso se espera una producción de 51 millones de toneladas, pero de acuerdo a Morixe, el efecto La Niña podría impactar en el volumen, lo que a su vez significa que el país vecino podría demandar más granos paraguayos para cubrir las necesidades de sus industrias.
520,6
dólares por tonelada cerró la cotización de los granos de soja en la Bolsa de Chicago en la última semana.
10,5
millones de toneladas es la proyección de la producción de granos en Paraguay para la campaña 2022-2023.