Salud recuerda que el cloro de las piscinas, los rayos del sol e incluso la exposición prolongada a ambientes climatizados constituyen potenciales factores de riesgo para la visión.
Se recomienda el uso de las gafas de sol al salir. Estos protectores oculares deben contar con certificación de filtro ultravioleta (UV), ya que las de “mala calidad” pueden ocasionar dilatación pupilar, lo que deja entrar mayor radiación UV.
El agua de las piletas también pueden producir afecciones oculares, ya que esta suele contener mucho cloro, elemento que tiene un irritante que altera los ojos. Por esta razón, se debe evitar en lo posible el contacto directo con el agua usando visores.
Por otra parte, la exposición continuada al aire acondicionado puede provocar resequedad en el lugar y perjudicar los ojos. Se recomienda utilizar un humidificador de ambiente.
En caso de presentar alguna molestia ocular, hay que acudir al oftalmólogo y evitar la automedicación.