Al menos 54 personas fueron sometidas a tortura física y/o psicológica en 2022, asegura el instituto, que documenta 19 casos, con una o más víctimas, a lo largo del año en el informe “La represión sistemática en la sombra”, presentado en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Casla, un centro de estudios sobre América Latina con sede en Praga, se basa en testimonios de víctimas.
Algunas “fueron sometidas a extremo dolor inimaginables”, afirma, citando, entre otros: el desprendimiento de uñas, la extracción con alicates o ruptura de piezas dentales, cortaduras con navajas, descargas eléctricas o simulacros de ejecución.
En algunos casos las víctimas “identificaron a personas con acento colombiano, a quienes la Dgcim (Dirección General de Contrainteligencia Militar) entregaba por tiempo determinado simulando una venta de rehenes” y otras “a agentes cubanos”.
“En Venezuela los crímenes no se han parado, continúan de forma silente ante la opinión pública internacional que aparentemente cree que Maduro ha cambiado y que ahora es más amable; no, es más criminal”, denuncia la directora de Casla, Tamara Sujú. AFP