22 ago. 2025

CARTA ABIERTA AL PADRE CARAVIAS

Querido padre Caravias: Le llamo así porque como sacerdote merece todo mi respeto, admiración y ruego a Dios por su fidelidad al ministerio, especialmente en un momento en que hacen tanta falta hombres que lleven la Palabra de Dios hasta los últimos confines de la Tierra.

Con respeto, le reitero que leí unas declaraciones suyas en donde hace algunos comentarios sobre la persona del obispo de Ciudad del Este, padre Rogelio Livieres Plano. Le cuento que yo conozco a este hombre y me extrañó un poco la dureza de sus palabras hacia él, porque me parece que usted no lo conoce bien. El padre Rogelio ha hecho revivir un seminario en CDE que hace tiempo no estaba dando sus frutos como ahora, con casi 80 seminaristas en un promedio de casi 30 por años, número que creo no se ha alcanzado últimamente en otras diócesis.

He escuchado charlas y homilías y es un hombre que habla de Dios y no creo además que sea un desubicado, porque lo que dice está fundamentado y duele porque dice la verdad.

Que es un necio es un tema discutible, conste que yo no lo creo, pero lo de demente es demasiado, y es el motivo que me impulsa a esta carta.

Conocí a Livieres Plano en el año 1973 cuando aún no era sacerdote, yo un joven deportista que estudiaba y jugaba al tenis, escuché varias charlas, como laico y con el tiempo con mi familia hemos aprendido a valorar su valor pastoral, lo cual fué confirmado en Roma, Argentina, otros países de América y ahora aquí en nuestro Paraguay.

Le digo que es una persona muy preparada, doctrinalmente uno de los mejores quizás en nuestro medio, y su obsesión quizás es que la Iglesia vaya por buen camino, y no va a dudar en defender lo que está bien y delatar lo incorrecto.

Estimado padre Caravias, no lo conozco a Ud., pero entiendo que en la Iglesia como en otros círculos puede haber discusiones de toda índole, en todo lo que sea discutible, pero existen ciertos aspectos que no son discutibles y no seré yo quien le tenga que nombrar esas cosas, pues Ud. como sacerdote las conoce bien.

No tener que darles importancia a las declaraciones de un obispo me parece una opinión muy apresurada. Recuerde que para ser obispo tuvo que pasar por muchos tamices y al final con la aprobación papal se accede a ese gran privilegio que tienen pocos en nuestra eterna Iglesia de Dios, la Católica, Apostólica y Romana.

En estos días la CEP se reuniría para analizar las declaraciones de Livieres Plano, las cuales ya hemos leído en periódicos y ha manifestado haberlos dicho directamente a los obispos, en su debido momento, antes de hacerlo frente al Papa. ¿Sabe, padre, qué le contestó el Papa? Yo tampoco lo sé y ¿si tuvo un encargo pastoral especial para nuestra Iglesia? Cuidado, querido padre, en ese caso yo, Ud. y todos estaríamos desobedeciendo al Santo Padre.

Apoyo incondicionalmente al Santo Padre como cabeza visible de Cristo en la Tierra, en la Iglesia; creo que el padre Rogelio también. Estoy convencido de que el padre Rogelio es un hombre fiel a sus convicciones y a Dios y creo que este problema recién se inicia en nuestra Iglesia. Como otros laicos de nuestro país tenemos que hacer mea culpa por los últimos acontecimientos en donde un obispo resultó ser presidente de la República. Como presidente le respeto porque fue elegido por nuestro pueblo, pero como obispo es un hombre que no pudo mantener la fidelidad en su ministerio.

Ing. Rogelio A. Espínola Ruiz Díaz

SEMÁFORO PARA DALTÓNICOS

Por fin se acordaron de nosotros los daltónicos, aunque sea como experimento. En la intersección de la Avda. San Martín y Las Perlas instalaron hace ya algún tiempo, inventores paraguayos, semáforos para daltónicos, y ¡¡funcionan una maravilla!!

Ud. se preguntará, amigo lector, ¿qué es el daltonismo? Según la Wikipedia, el daltonismo es un defecto genético que consiste en la imposibilidad de distinguir colores. Ningún daltónico confunde los mismos colores que otros, incluso los pertenecientes a una misma familia, en el caso de la mía somos varios: primos, tíos, que compartimos experiencias. Es frecuente confundir verde, rojo y sus tonalidades y somos capaces de distinguir objetos camuflados.

El defecto genético es hereditario y está ligado al sexo, debido a que se transmite por un alelo recesivo ligado al cromosoma X, que la mujer transmite a sus hijos varones.

Habemus: monocromáticos -dicromáticos-, tricromáticos y hasta acromáticos (Black & White), estos se ahorran en comprar tevé o pantalla color. Hasta ahí la parte científica.

Parece una pavada, pero es bastante molesto y frustrante. Los que son como yo me comprenderán.

En la escuela la maestra me tachaba los dibujos y me reprendía porque pintaba los troncos de los árboles de verde oscuro y las hojas de marrón claro, el cielo rosado, el caballo verde, etc., hasta que mi madre se avivó y pegó un papelito a cada lápiz con el nombre del color y así zafaba, bueno. En esa época se sabía menos que ahora, en que tengo 50 años.

Luego aprendí a usar la lógica; esta camisa de hombre no puede ser rosada, debe ser celeste, pero la moda cambió y tuve que aprender a dar explicaciones en las tiendas, negocios, etc. Hasta ahora creen que les quiero tomar el pelo.

En el baile de graduación de mi hija me puse un zapato negro y otro marrón, y están las fotos de testigo (es gracioso).

Pero para muchos oficios y profesiones es fundamental distinguir bien los colores y para quienes lo padecemos resulta frustrante no poder estudiar o dedicarse a estos como: médico, químico, modisto, decorador, arquitecto, pintor de obras o artístico, piloto, etc.

Y, finalmente, con el semáforo nos pasa que vemos que si la luz de arriba está prendida hay que parar; y si es la de abajo, podemos avanzar, pero cuando estos están apagados o no funcionan, y ahí seguro que mis “colegas” coincidirán, estamos perdidos, no sabemos si funciona o no.

Yo, normalmente, si no tengo un “lazarillo” al lado a quien recurrir, veo con cuidado lo que hacen los demás. Solo quería compartir mis experiencias acerca de este tema que muy poca gente entiende como es y hacerles llegar mi solidaridad a todos los condiscípulos daltónicos, y ojalá se instalen más semáforos.

Atentamente,

Flaminio Godoy Alfonso

Daltónico