El economista de Basa Forum, Wildo González, destacó que el grado de inversión otorgado por S&P representa un reconocimiento histórico para Paraguay, pero que su verdadero significado trasciende el hito técnico de alcanzar BBB-.
Además, valoró la velocidad con la que S&P concretó este upgrade, el cual dijo que resulta sorprendente y recordó que esta calificadora fue históricamente la más conservadora respecto a Paraguay durante más de una década (2013-2023).
“Lo relevante no es únicamente que Paraguay haya sido calificado como investment grade por segunda vez en 16 meses, sino que esta mejora se produjo en un momento de elevada incertidumbre global y con métricas cuantitativas que, si bien sólidas, no experimentaron mejoras espectaculares. Esto sugiere que las calificadoras están valorando cada vez más factores cualitativos como predictibilidad de políticas, credibilidad institucional, capacidad de sostener compromisos en el tiempo por sobre mejoras marginales en indicadores tradicionales”, indicó.
Mencionó que el cumplimiento del programa del FMI, en este contexto, opera como un mecanismo de señalización creíble que valida la trayectoria de reformas y fortalece la percepción de gestión macroeconómica prudente.
“Sin embargo, el upgrade no debe interpretarse como una validación definitiva ni como un punto de llegada. La perspectiva ‘estable’ de S&P es una advertencia implícita: la calificación es condicional a la continuidad del camino actual. Paraguay enfrenta el desafío de convertir el grado de inversión en una plataforma para reformas transformadoras. Las cuatro reformas pendientes: reforma previsional, tributaria, educativa, y de mercado de capitales, no son opcionales sino condiciones necesarias para mantener y, eventualmente, mejorar la calificación soberana”, recalcó.
Advirtió que el país tiene una ventana de oportunidad limitada para implementar cambios estructurales antes de que presiones demográficas, restricciones fiscales, y limitaciones de capital humano conviertan estos desafíos en crisis. “El investment grade es, en última instancia, una sorpresa que no debería sorprender, anticipada por fundamentos mejorando gradualmente, pero que solo se sostendrá si Paraguay demuestra que la credibilidad institucional reconocida por S&P se traduce en capacidad real de ejecución de reformas de largo plazo”, puntualizó.