RÍO DE JANEIRO - BRASIL
Cansados de una desacreditada clase política y tras un año marcado por la crisis institucional y económica, los brasileños pasaron factura a sus políticos con un récord de abstención y votos blancos y nulos en las elecciones del domingo, pese a que en Brasil es obligatorio votar.
En conjunto, abstenciones, blancos y nulos suman 10,7 millones, el 32,6% de los 32,9 millones de electores convocados a las urnas en la segunda vuelta de las municipales.
En Río de Janeiro, más de 2 millones de electores –el 41,5%– se abstuvieron o depositaron papeletas nulas o en blanco, una cifra que supera los 1,7 millones de votos que logró el obispo evangélico conservador Marcelo Crivella, nuevo alcalde de la ciudad.
Para el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Gilmar Mendes, este fenómeno refleja un distanciamiento entre los votantes y la clase política. La elevada abstención ya llamó la atención de la clase política en la primera vuelta y el presidente de Brasil, Michel Temer, reconoció que era un mensaje de la población.
Entre las más llamativas abstenciones de la jornada, las de los ex presidentes Lula da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, con una actitud poco ejemplarizante para sus votantes tras la histórica derrota sufrida por el Partido de los Trabajadores en estos comicios.
Lula argumentó que con 71 años no está obligado a acudir a las urnas y la ex presidenta decidió visitar a su madre en Belo Horizonte. Sus distritos electorales, Sao Bernardo del Campo, estado de Sao Paulo, y Porto Alegre, serán gobernados por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), adversario histórico del PT y el gran vencedor de este proceso electoral. El PT no logró ganar ninguna de las capitales que se jugaba el domingo y en este proceso, que comenzó con la primera vuelta, el 2 de octubre, perdió más del 60% de sus alcaldías, pasando de 638 a 254: Cerca de 10 millones de sus votos se evaporaron. Ni siquiera conservó los municipios del antes conocido como cinturón rojo de Sao Paulo, su granero electoral.
Tampoco Socialismo y Libertad (PSOL), una escisión del PT que acarició el sueño de gobernar en Río de Janeiro con la candidatura de Marcelo Freixo, consiguió avanzar y se quedó con las 2 alcaldías que ganó hace 4 años. El PSDB, por el contrario, se consolidó y sumó más de un centenar de gobiernos municipales, incluyendo 7 de las capitales y la mayor ciudad de Brasil, Sao Paulo, donde Joao Doria, un empresario millonario y sin experiencia, se impuso por sorpresa en primera vuelta.