RÍO DE JANEIRO - BRASIL
La dictadura militar que gobernó a Brasil entre 1964 y 1985 pensó en desarrollar bomba atómica, según documento secreto del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas al que obtuvo acceso y divulgó ayer el diario O Estado de São Paulo.
El documento es el acta de una exposición hecha por el entonces presidente brasileño, el general Ernesto Geisel (1974-1979), en una reunión del Alto Comando de las Fuerzas Armadas el 10 de junio de 1974 y en la que el oficial insta a los militares a poner en marcha esa idea.
En su exposición, Geisel admitió la preocupación del Gobierno militar por un ensayo con una bomba nuclear realizado por India en la época y por la posibilidad de que Argentina, país con el que Brasil temía una guerra, también pudiese detonar un artefacto atómico. “La explosión reciente de una bomba nuclear por India provocó conmoción mundial y tenemos que considerar la hipótesis de que, en un futuro no lejano, Argentina también pueda detonar la suya. Evidentemente eso genera inquietud entre nosotros y todos indagan cuál será la posición de Brasil ante esa situación”, aseguraba.
tecnología nuclear. El presidente consideraba que, ante esas preocupaciones, “es necesario desarrollar una tecnología para la utilización de la explosión nuclear para fines pacíficos, lo que nos permitiría, incluso, si necesario, disponer de nuestra propia arma”. El acta del encuentro divulgada por O Estado de São Paulo formaba parte de un conjunto de documentos secretos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas desclasificados recientemente por el Archivo Nacional.
En su exposición el general alegó que no podía dejar de hacer una referencia en la reunión a “la política nacional para el uso de energía nuclear por sus importantes reflejos sobre la seguridad nacional”.
El oficial manifestó su temor de que Brasil fuese relegado en la carrera nuclear tanto para fines económicos, para la generación de energía, como “en el campo militar”.
El presidente también recordó que, en años anteriores, Brasil tuvo la “preocupación de preservar relativa libertad de acción en este campo” y que los gobiernos que le precedieron nunca “renunciaron al derecho de realizar una explosión nuclear para fines pacíficos” ni quisieron suscribir el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, “pese a las fuertes presiones ejercidas por las potencias atómicas”.