Un centenar de personas marchó hacia el parque Maha Bandoola de Rangún, donde hicieron una ofrenda floral, guardaron un minuto de silencio y entonaron plegarias en recuerdo de los muertos en la represión que el Ejército hizo de aquellas protestas.
“Nuestros héroes caídos, estamos orgullosos de vuestro sacrificio para nuestra causa democrática. Nos comprometemos hoy aquí a mantener la lucha por la paz, la democracia y los derechos humanos que todos anhelamos”, dijo uno de los organizadores del acto, según el portal “The Irrawaddy”.
Más tarde otro grupo de personas, formado por ex presos políticos y activistas, hizo otra ofrenda floral tras una marcha no autorizada por las calles de la ciudad, en la que algunos manifestantes pidieron que se lleve a los generales ante los tribunales.
“Siguen sin hacer nada respecto a lo que hicieron ni han pedido perdón al pueblo. Y siguen agarrados al poder en el Gobierno. No queremos verles (en el poder)”, dijo una de las manifestantes al mismo portal.
En los últimos días varias ciudades del país han organizado actos de recuerdo en los que además de antiguos activistas también han participado, por primer vez, representantes del Gobierno formado por ex generales.
“Aprendamos las lecciones de la Historia sobre lo que se ha hecho mal y trabajemos todos juntos para construir una nueva generación”, dijo el ministro de la Presidencia, Aung Min, durante una ceremonia de recuerdo celebrada la víspera en Rangún, la antigua capital.
Aung Min, un general retirado, hizo un donativo y visitó una exposición fotográfica dedicada a la revuelta estudiantil acompañado por el que fue uno de sus líderes, Mya Aye, quien pasó dos décadas en prisión.
Otro líder estudiantil, Min Ko Naing, dijo que la conmemoración debe servir como puente entre el pasado, el presente y el futuro para permitir que las nuevas generaciones valoren los sacrificios hechos durante las protestas, indicó el portal “Eleven Myanmar”.
El 8 de agosto de 1988, miles de estudiantes convocaron una huelga general, conocida hoy como el Levantamiento 8888, para protestar contra el régimen del general Ne Win, quien había sumido el país en la pobreza tras tomar el poder 26 años antes en un golpe militar.
Monjes, miembros de minorías étnicas y población en general se unieron a las protestas masivas que terminaron el 18 de septiembre, cuando fueron violentamente reprimidas por el Ejército después de que un grupo de generales tomara el poder en otro golpe.
Unos 3.000 manifestantes murieron y miles más fueron encarcelados u obligados a huir al exilio durante décadas tras la intervención militar que formó un nuevo gobierno llamado Consejo para la Ley y el Restablecimiento del Orden y convocó elecciones en 1990.
La Liga Nacional para la Democracia (LND), creada por la oposición tras las protestas, ganó aquellas elecciones a pesar de que su principal líder, Aung San Suu Kyi, fue puesta en arresto domiciliario, pero los generales no aceptaron los resultados.
La junta militar gobernó Birmania hasta que en 2011 traspasó el poder al gobierno civil del ex general Thein Sein, quien había ganado cuatro meses antes las primeras elecciones en dos décadas pero en las que no pudo concurrir la LND ni Suu Kyi, a la que en 1991 le concedieron el Premio Nobel de la Paz.
El gobierno de Thein Sein inició un proceso de apertura que permitió la puesta en libertad de centenares de presos políticos, la firma de acuerdos de alto el fuego con las guerrillas étnicas, la relajación de la censura y la elección de Suu Kyi como diputada en el Parlamento en unas elecciones parciales.
El programa de reformas ha sido celebrado por la comunidad internacional que ha levantado la mayoría de sanciones económicas que impuso contra la junta militar.