12 sept. 2025

Bélgica, segundo país del mundo que despenaliza la eutanasia en menores

La aprobación en el Parlamento federal de la ampliación de la ley que regula la muerte asistida ha convertido este jueves a Bélgica en el segundo país del mundo, después de Holanda, que despenaliza la eutanasia en menores.

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Foto: latercera.com

(EFE).- Bélgica, al igual que Holanda y Luxemburgo, ya tenía legalizada la eutanasia activa en mayores de edad, pero se convierte en el segundo caso, después de los Países Bajos, en regularizar la muerte asistida para niños y adolescentes en el supuesto de que padezcan un “sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable”.

La eutanasia (etimológicamente, “buena muerte”) es el proceso que tiene por objeto ayudar a morir sin dolor a un enfermo en estado terminal e irreversible cuando es su voluntad expresa.

La eutanasia propiamente dicha o eutanasia activa consiste en suministrar una combinación de fármacos a una persona con el fin de acabar con su vida.

El enfermo debe estar en situación terminal, irreversible y con gran sufrimiento y tiene que expresar o haber expresado con anterioridad su voluntad de que se le aplique la eutanasia, y el encargado de hacerlo es un médico.

Una fórmula similar es el suicidio médicamente asistido, en el que también es el doctor quien facilita al enfermo las drogas necesarias para acabar con su vida, pero con la diferencia de que en este caso tiene que ser el propio enfermo quien las ingiera.

Otra posibilidad es la limitación del esfuerzo terapéutico -eutanasia pasiva- que consiste en retirar un soporte vital a un enfermo terminal, por voluntad propia o de su familia. Se da cuando se desconecta al paciente de aparatos que lo mantienen con vida, como sondas y respiradores.

La muerte del enfermo también puede producirse por la sedación paliativa -también llamada eutanasia indirecta-, que supone administrar calmantes con la intención principal de aliviar los dolores, pese a que por la naturaleza de los mismos anticipe la muerte como consecuencia secundaria.

La mayoría de los países penalizan la eutanasia activa y la asistencia al suicidio, pero permiten que el paciente ejerza su derecho a no someterse a un tratamiento imprescindible para seguir vivo o la posibilidad de desconectar sistemas de alimentación o respiración artificiales.

Suiza y los estados de Oregón, Washington, Montana y Vermont, en Estados Unidos, admiten el suicidio asistido.

El primer país en legalizar la eutanasia activa fue Holanda, con una ley que entró en vigor el 1 de enero de 2002 y que eximió de responsabilidad penal a los médicos que la practicasen siempre que un enfermo en fase terminal lo decidiese libremente y estuviese sometido a un sufrimiento insoportable sin expectativas de mejora.

En Holanda, la eutanasia es legal para niños mayores de 12 años si tienen el consentimiento de sus padres.

El ejemplo de este país fue seguido por la vecina Bélgica, que despenalizó la eutanasia en septiembre de 2002 para los adultos y bajo estrictas condiciones.

En diciembre de 2013 el Senado belga votó a favor de extender la ley a niños con enfermedades terminales.

Bélgica registra cada año alrededor de 1.000 casos de eutanasia y en 2012 alcanzó una cifra récord de 1.432.

La eutanasia es también legal en Luxemburgo, cuya ley fue aprobada en el Parlamento en febrero de 2008. El Gran Duque Enrique I se negó a firmarla invocando razones de conciencia y entró en vigor en marzo de 2009.

En Suiza la eutanasia activa está prohibida pero se permite el suicidio asistido, es decir que un médico puede proporcionar al enfermo irreversible una dosis letal de medicamento, que deberá tomar el paciente por sus propios medios.

El estado de Oregón fue pionero en el mundo con una ley que entró en vigor en 1997 y que autorizó a los médicos a prescribir drogas letales a los pacientes en fase terminal con seis meses de esperanza de vida que lo solicitaran. Esas drogas tienen que ser administradas por los enfermos.

Aunque en la mayoría de los países la eutanasia está sin regular cada cierto tiempo surgen casos que ponen el tema sobre el tapete.

En España, donde ni la eutanasia ni el suicidio asistido son legales, el tema adquirió protagonismo con la muerte de Ramón Sampedro, en 1998.

Entre los casos relacionados con la eutanasia figuran también el de Terri Schiavo, fallecida en 2005 en Estados Unidos tras pasar 15 años en estado vegetativo; o en Italia, el de Eliana Englaro, quien murió en febrero de 2009 después de que el Tribunal Supremo autorizara que se le retirase la alimentación e hidratación artificial.

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