El equipo del Tata Martino exhibió durante la primera mitad el fútbol de toque que le caracteriza, con posesiones interminables que, sin embargo, carecieron de la profundidad necesaria para inquietar a Eñaut Zubikarai.
La Real no tenía prisa, se defendía con criterio y buscaba de contragolpe inquietar a los azulgranas que contaron con el portero Pinto como un jugador más en muchas acciones en las que, por el empuje local, tuvieron que retrasar la pelota. El público de Anoeta quería creer en el milagro y empujaba a la Real para buscar ese gol que metería a los donostiarras en la eliminatoria, pero no podía descuidarse porque los catalanes podían hacer gol en cualquiera de sus acercamientos.
Llegó el minuto 26 cuando Messi robó un balón tras un error de José Ángel, recorrió todo el campo realista y rodeado de cinco jugadores cruzó el balón y ante Zubikarai coló el balón en la portería blanquiazul.
La eliminatoria estaba perdida, pero no el encuentro, los locales no arrojaron la toalla y estuvieron cerca de marcar el empate en un remate del mexicano Carlos Vela que Daniel Alves sacó bajó el palo.
Barza durmió el partido en el último tramo y los donostiarras lo aprovecharon para empatar con un gran gol del francés Antoine Griezmann.
El martes el Real Madrid clasificó a expensas del Atlético Madrid con global de 5-0.