Cuando se bajó del vehículo oscuro que lo llevaba, luciendo el imponente atuendo rojo púrpura, se acercó a ellos para saludarlos. Imantado por la acogida de los pequeños que con gritos, globos y banderines –con los colores de la tricolor y del Vaticano–, los abrazó y bendijo.
Algunos, los más adolescentes se tomaron algunas selfies con el cardenal, quien en todo momento se mostró sonriente y abierto a estrechar las manos con los pobladores del barrio.
Su ingreso a la parroquia se hizo más lento. Mientras, crecía la emoción de los presentes en la cancha donde se iba a desarrollar la misa. Al escuchar que había llegado, muchos no pudieron contener la alegría con los ojos cristalizados por las lágrimas.
“Y llegará un nuevo día, un nuevo cielo, una nueva tierra y un nuevo hogar”, cantaban a coro los bañadenses cuando el cardenal se abría paso entre ellos y se mezclaba el humo del incienso con la polvareda formada por el tumulto.
“Nunca habíamos soñado. Es que el primer cardenal del Paraguay, nuestro padre y hermano monseñor Adalberto estaría celebrando su primera eucaristía pública y solemne en este humilde y pobre rincón del Paraguay, convertido hoy en un grandioso balcón de nuestra ciudad de Asunción”, expresó el cura párroco Pedro Velazco.
“Hoy estamos ante los ojos del país y del mundo en un contexto totalmente diferente y esperanzador. El barrio se preparó para recibirlo y estamos de fiesta”, apuntó al término de la misa Sofía Rojas, coordinadora de Camsat (Centro de Ayuda Mutua Salud para Todos), el “brazo social” de la parroquia local.
También ella puso en perspectiva la trascendencia de la visita del cardenal: “Nunca antes hubo tanto despliegue de cobertura de la prensa en nuestro barrio. Si antes éramos noticia, varios días en los medios de comunicación, era en época de inundaciones. Pareciera que solo existimos entonces; solo en esos momentos tan difíciles para todas las familias y donde incomodábamos a la ciudadanía”.
“Estamos llenos de esperanza y más que nunca hoy nos sentimos renovados con su presencia monseñor Adalberto”, manifestó a su vez Angélica Viveros, coordinadora de la Asamblea Permanente Unidos por la Franja (Apuf), la agrupación que nuclea a 39 organizaciones comunitarias del Bañado Tacumbú y que trabajan por lograr tener una vida digna allí, lejos de la amenaza de las inundaciones.
Al culminar su estreno litúrgico como cardenal entre pescadores, oleros, recicladores y demás sectores vulnerables, Mons. Adalberto no olvidó que el origen del Bañado Tacumbú “refleja la realidad de todos los bañados y los asentamientos y nuevas poblaciones” que hay en Asunción y en casi todas las ciudades del país: “La migración del campo a la ciudad, buscando nuevos horizontes para una vida mejor porque en su comunidad de origen las condiciones se volvieron adversas por diversas causas que necesitamos revisar y corregir”.
El cardenal alentó a los bañadenses a seguir fortaleciendo la unidad comunitaria y les prometió impulsar “proyectos que permitan el acceso y la permanencia del sistema educativo en todas sus dimensiones”.
Es un barrio sacrificado que soporta los avatares de la naturaleza y es una bendición de Dios tener la visita de tan alta autoridad religiosa.
Antonio Chávez,
Asociación de Oleros.
Es una gran esperanza de que el primer cardenal del Paraguay esté pisando nuestro barrio y que sea una bendición para nuestro río.
Marina López,
Asociación de Pescadores.
primer purpurado del paraguay
4.000
personas aproximadamente asistieron a la misa del cardenal, entre bañadenses y otros fieles católicos.
2.567
familias viven en el Bañado Tacumbú y están nucleadas en 39 organizaciones comunitarias.
34
años cumple este año la organización Camsat, el brazo social de la parroquia San Felipe y Santiago.