La exposición reúne desde los primeros bocetos de Astérix y Obélix hasta sus repercusiones mediáticas más actuales, en un recorrido cuyo centro y génesis fue la donación de 120 láminas originales de Albert Uderzo (uno de sus creadores) a la BNF en marzo de 2011, de las que cerca de 80 están presentes.
La muestra permite una auténtica inmersión en el mundo de esos valientes aldeanos, hijos del guionista René Goscinny (1926-1977) y el dibujante Uderzo, dos amigos cuya complicidad dio al mundo a algunos de los personajes de cómic más famosos.
El recorrido comienza por dar a conocer a sus autores, sus influencias, su humor y sus primeras colaboraciones desde 1951 hasta el célebre piel roja “Oumpah-pah”, que supuso un verdadero laboratorio de ensayo para todos los juegos humorísticos que desarrollarían más adelante en la aldea gala.
Embarcados en la publicación de un nuevo semanario llamado “Pilote”, en 1959 tuvieron el encargo de una nueva creación inspirada en referencias culturales francesas, y fue entonces cuando recordaron los libros de Historia del colegio y en ellos, a sus “ancestros los galos”.
El alumbramiento de un nuevo guerrero bravo e inteligente, pero bajito, queda inmortalizado en esta exposición por las notas manuscritas de Goscinny y los primeros bocetos de Uderzo, mostrados en las vitrinas.
A partir de ahí, se entra de lleno en el mundo de Astérix, donde se pueden ver figuras de los personajes y objetos asociados a ellos, como un casco galo real, un menhir o una marmita.
Las láminas originales de “Astérix el Galo”, primer número de la serie y publicado en el 59, aparecen ya dispersas aquí y permiten comprobar la evolución de los personajes, dado que Obélix, por ejemplo, estaba más delgado, y Astérix era algo menos bajito.
Pero no sólo los personajes de la aldea forman parte de este universo, pues, ¿qué sería de los irreductibles galos sin los tan golpeados romanos? Los legionarios y centuriones de los campamentos de Babaórum, Acuárium, Láudanum y Petibónum también tienen su espacio.
Junto a ellos, protagonizan sección los siempre maltrechos piratas, populares personajes como César o Cleopatra, otros conocidos en sus diversos viajes y en especial los belgas, pues “Astérix en Bélgica” es otro de los números cuyas láminas originales donó Uderzo.
Tras bucear por la esencia de Astérix, se da paso a su repercusión mediática. Están presentes los 35 números de la serie en su versión original y algunas de sus traducciones, pues este cómic ha sido versionado en hasta 35 lenguas, que van del italiano o el japonés, al esperanto o el latín.
Múltiples portadas de prensa protagonizadas por esas estrellas galas, así como sus ecos cinematográficos a través de proyecciones, carteles de las películas o el traje que llevó Gérard Depardieu para meterse en la piel del repartidor de menhires reflejan la amplia cobertura.
No podía faltar tampoco un análisis de las claves del éxito de este cómic, que se encuentra no solo en los ingeniosos guiones y juegos de palabras, sino también en el diseño de sus personajes, a menudo caricaturas de personalidades, como cuando Kirk Douglas es reconvertido en gladiador, como imagen de Espartaco.
Otro de los secretos del éxito de esta historieta es, según la tesis de la muestra, su universalidad y la promoción de valores universales como la resistencia, la libertad, la solidaridad, la democracia y el descubrimiento del otro.
Pero la verdadera “poción mágica” de Astérix fue la compenetración entre sus dos autores, por lo que se permite al visitante asomarse a una recreación del despacho de trabajo en que colaboraron Goscinny y Uderzo.
Elvira Martínez