“Los desafíos del próximo gobierno son la reconciliación de un país enfrentado y la solución de múltiples crisis. Todo eso a partir de cambiar un estilo de gobierno” que no sea intransigente como el de Morales, declaró el analista político Carlos Cordero a la AFP.
Los múltiples desafíos tienen que ver con la polarización política, el enfrentamiento entre las regiones de Oriente y Occidente, las tensiones entre campo y ciudad, el resurgimiento de expresiones de racismo, la parcialidad de la justicia y la recuperación de una economía en deterioro.
Como delfín de Morales, Arce ganó las elecciones del 18 de octubre en primera vuelta con un contundente 55% de los votos.
“A pesar de que Luis Arce fue durante muchos años ministro de Morales, hay esperanzas de que lleve delante un gobierno que no sea un retorno al pasado, que no sea un gobierno autoritario como el que llevó adelante Evo Morales”, apuntó Cordero.
DESAFÍO. Uno de los grandes retos del mandatario entrante “es afianzar su propia legitimidad ante una figura tan fuerte y además tan agresiva mediáticamente como la de Evo Morales”, dijo la politóloga Ximena Costa.
Sostuvo que, desde el primer momento, Arce debe dejar en claro que será el verdadero gobernante y que Morales no se convertirá en el poder detrás del trono.
Esta decisión depende de la correlación de fuerzas al interior del Movimiento al Socialismo (MAS), donde pugnan una corriente moderada y otra más radical y confrontacional que busca el retorno al poder del ex mandatario, asilado en Argentina.
Morales (2006-2019) confirmó que regresará a Bolivia mañana, un año después de renunciar tras perder el apoyo de las fuerzas armadas en medio protestas en su contra y denuncias de fraude electoral.
El ex mandatario ingresará en caravana por la frontera con Argentina y emprenderá un recorrido de 1.100 kilómetros hasta el Trópico de Cochabamba, en una travesía que amenaza con acaparar la atención nacional e internacional y opacar la agenda de Arce en La Paz.