El gigante del comercio electrónico aseguró en un comunicado que ya cuenta con la tecnología necesaria y solo precisa recibir el visto bueno de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), de EEUU, para que sus productos puedan caer del cielo a las casas de los compradores.
“La promesa de los envíos a través de drones siempre ha parecido ciencia ficción. Hemos trabajado casi una década para hacerla realidad”, presumió la compañía en un comunicado.
Según Amazon, sus ingenieros han desarrollado una tecnología que resuelve uno de los principales problemas de la mayoría de drones de uso común: necesitan ser tripulados porque son incapaces de reconocer otros objetos en el camino.
La empresa, con sede en Seattle (estado de Washington), define este avance como un sistema “sofisticado” y “líder en la industria”, que es capaz de detectar y esquivar otras aeronaves, personas, animales y obstáculos, sin la necesidad de “observadores visuales”.
Lockeford, la ciudad en la que Amazon empezará a probar el sistema tras la aprobación de las Autoridades, se encuentra a unos 150 kilómetros de San Francisco y cuenta con algo más de 3.000 habitantes.
Aunque los detalles sobre el funcionamiento de estos drones son escasos, estos llegarán al jardín de la casa del comprador, aterrizarán en una zona “libre”, soltarán el paquete y regresarán al almacén, define el comunicado.
A pesar de lo novedoso de la tecnología, Amazon no es la primera compañía que entrega pedidos por el aire.
Su principal competidor en EEUU, Walmart, ha estado probando los envíos por dron desde el año pasado en Arkansas y hace unas semanas anunció que extendía su programa en ciertas partes de los estados de Arizona, Arkansas, Florida, Texas, Utah y Virginia, con la promesa de llegar hasta cuatro millones de hogares.
En el caso de Walmart, los envíos por dron cuestan 3,99 dólares y aguantan un máximo de 10 libras (4,5 Kg).