20 abr. 2024

Alimentación libre

Dar de mamar debería ser visto como una acción positiva y recomendada, pero en Paraguay hacerlo en público se reprime a través de miradas de censura y disposiciones arbitrarias. Ahora, hay iniciativas que pretenden cambiar estas actitudes, con voces a favor de la lactancia materna libre.

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Foto: Archivo.

Un shopping concurrido y de moda de la capital. El guardia se acerca y le pide a la mujer que está amamantando a su bebé que se cubra o que use el baño como sala de lactancia. La historia concluye con una madre retirándose del local y con pocas ganas de volver a intentar alimentar a su hijo en un espacio público.

La introducción ilustra un hecho que, lejos de ser aislado, se repite en los centros comerciales y en cualquier lugar público. El prurito por preservar las “buenas costumbres” y el “decoro”, dentro de un marco de límites difusos, prohíbe o desestimula la lactancia, generando incomodidad o exponiendo a situaciones humillantes a las mujeres que se atreven a amamantar en esos sitios.

La fundación Amamanta Paraguay está empeñada en cambiar esa realidad, por lo que puso en vigor Camiteta, una campaña para apoyar la lactancia materna libre. “Todos los bebés necesitan alimentarse varias veces al día para tener una buena nutrición, por eso las mamás necesitan amamantar a sus niños en cualquier lugar”, afirma Dulce Acosta, presidente de la fundación.

La campaña también busca la igualdad en el trato que recibe la exposición pública de las tetas, dependiendo de si el protagonista es un hombre o una mujer. Dulce pone como ejemplo el caso de un equipo masculino de rugby, que puede entrenar sin remera en la Costanera, pero el plantel femenino de cualquier deporte no podría hacer lo mismo en ese lugar, ni en ningún otro sitio público.

Para dar visibilidad a esta contradicción, Amamanta Paraguay invita a apoyar la igualdad a través de Camiteta, que tiene entre sus herramientas una remera diseñada para sumar el apoyo de los hombres. Se busca modificar la Ley de Lactancia Materna para que las mujeres puedan amamantar a sus bebés en cualquier lugar, sin ser objeto de discriminación.

Alimento prohibido

Momentos tensos y situaciones incómodas pueden tener como escenario cualquier lugar, más allá de que sea poco o muy concurrido, público o privado, para las madres empeñadas en dar de mamar a sus bebés. Pero las historias sobre incidentes con los guardias de los shoppings son las que más se repiten, a juzgar por los testimonios de las mujeres que pasaron por esa experiencia negativa.

“La primera salida con Neil fue a un shopping, donde había mucha gente. Nos preparamos para pasar una tarde en familia. Al momento de alimentarlo, me di cuenta de que la situación no iba a ser muy fácil”, cuenta Patricia Naveira, licenciada en Obstetricia y Salud Maternoinfantil, y mamá de Neil, de cinco meses de edad.

Patricia se encontró con muchas miradas cuando se preparaba para darle de mamar a su hijo; y con la sorpresa de que algunas de ellas pertenecían a los guardias del shopping. Uno de ellos permaneció en actitud vigilante, manteniendo la vista sobre madre e hijo, siguiéndolos con la mirada y acercándose cada vez más, con un walkie en la mano.

Pero cuando Patricia amagó con cubrir al bebé, vio que el empleado bajó el intercomunicador y se retiró a su antigua posición, lo que para la mamá fue una muestra de que la intención del cancerbero era decirle que debía cubrirse o retirarse del sitio.

“Fue una situación muy incómoda, porque no solamente era la mirada del guardia, sino también la de las personas que estaban cerca. Recuerdo a una pareja mayor, observándome; y la señora hizo un comentario como diciendo: ‘¡Qué bárbaro!’. Estaba cerca, como a dos o tres metros, obviamente la escuché. Entonces, esa primera salida, que era con mucha emoción, no lo fue tanto porque hizo que me sintiera cohibida. Solo quería volver a casa para amamantar tranquila a mi bebé”, relata.

Cynthia Alvariza tiene una historia parecida. “Hace unos tres años, yo tenía una beba de tres meses y fuimos a un concurrido shopping. Era su hora de mamar y nos quedamos en uno de los sofás. Yo tenía una sabanita; no es que estaría al descubierto, le iba a tapar para darle de mamar. Cuando nos sentamos, se acercó uno de los guardias y nos dijo que estaba prohibido”, cuenta.

Ella se levantó y le preguntó al empleado por qué no podía dar de mamar a su hija, si su seno estaba tapado con una sabanita y no había nada obsceno en eso. “Me dijo que estaba prohibido y que eran las reglas del shopping. Así que fui al estacionamiento a dar de mamar en el auto, pero ya me quedé con la indignación, no quise volver a entrar. Desde ese momento, pensar en ir a pasear a un shopping quedó de lado. Evité la situación y los lugares muy públicos”, relata.

María de los Ángeles (Mara) Acosta es nutricionista, jefa del Programa Nacional de Lactancia Materna del Ministerio de Salud Pública (MSP) y colaboradora de Amamanta Paraguay. También fue víctima de la moralina antiamamantamiento en público.

“Pongo mi experiencia como testimonio porque trabajo en la promoción de la lactancia desde antes de ser madre; y cuando me tocó, en un comercio, estando con mi hija me regalaron, muy sutilmente, una manta para cubrirme porque estaba amamantando en ese lugar”, recuerda.

Fundamental

Como experta en el tema, Mara sostiene que la leche materna “es la primera fuente de alimentación de la especie humana; no podemos hablar solamente de que es mejor y que tiene ventajas sobre otras leches, sino que también hay que decir que es el alimento que los recién nacidos necesitan”.

La profesional asegura que se puede justificar científicamente las bondades de la leche materna porque esta contiene “todos los nutrientes, las defensas –que la mamá le va traspasando al bebé– y tiene algo fundamental, que es el tipo de grasas que ayudan a que las neuronas se conecten y crezcan. Y eso todavía no pudo ser igualado con la tecnología ni procesando otro tipo de leche”.

En el embarazo, el cordón umbilical es la vía para que el bebé se alimente y reciba todos los estímulos, pero después del parto es la leche materna la que cumple esas funciones, pues previene las enfermedades –y aun la muerte– de los niños, ya que le provee al recién nacido de los elementos necesarios para su salud y supervivencia.

Pero la leche materna no solo cubre todo lo necesario para lograr una buena nutrición y, por ende, una buena salud, sino que también influye de manera positiva en la formación del carácter y la conducta del individuo.

“Por supuesto, les prepara para la vida adulta porque dispone los cerebros de los bebés para que se desarrollen y sean adultos productivos. Y el estar en contacto con el cuerpo de la madre cubre sus necesidades básicas de seguridad y consuelo, evita el sentimiento de abandono, porque los bebés se sienten así al nacer y al ser separados de sus mamás”, detalla Mara.

¿Cuántas veces al día debe mamar un neonato? Entre ocho y 12 veces por día, afirma la especialista, quien agrega que en lactancia se habla de alimentación a demanda, lo que significa que es el niño quien marca los tiempos de su amamantamiento, él es el que dice cuándo quiere y cuándo no.

Pero para que la madre pueda enterarse, tiene que tenerlo cerca, no debe estar al cuidado de otra persona, lejos de ella. Desde Amamanta Paraguay y la campaña Camiteta se promueve que la madre cargue al bebé o esté cerca de él. Mara asegura que eso no va a malcriar al niño, como sostiene un pensamiento muy extendido.

“Hay que observar al bebé, hay que mirarle y es él quien nos va marcando lo que llamamos ‘señales de hambre’. Primero se inquieta, después mueve la cabeza, después los ojitos hacen reflejos de búsqueda; empieza a buscar, a olfatear, después se chupa el dedo, luego la ropa, a continuación se pone nervioso, y por último pega el grito y llora. Y si la mamá está lejos, no lo va a saber”, añade.

Mara Acosta alerta que cuando el bebé se inquieta, eso puede dificultar el amamantamiento porque ya no agarra el pezón como se debe y se pone aun más nervioso, lo que se denomina ‘señal tardía de hambre’. Aparte, añade la especialista, la mamá debe aprender a reconocer si llora por hambre o por otra razón, pues el llanto no siempre es un indicador de que el niño quiere mamar.

La autorregulación que realiza el chico también tiene relación con otro aspecto muy importante, que es la prevención de la obesidad. “El niño regula lo que va a comer, se hace consciente de que ya está satisfecho. Cuando eso ocurre, el estómago le manda una señal al cerebro y el niño dice: ‘Ya no quiero más’. Eso no pasa cuando se alimenta con biberón, porque no regula lo que come, traga lo que le viene, ni siquiera tiene que succionar”, advierte la nutricionista.

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Producción continua

Una mujer con un bebé genera leche aunque se encuentre trabajando. Por eso, en Paraguay es obligatorio que las empresas e instituciones públicas con más de 30 mujeres laborando cuenten con salas de lactancia en las que extraerse el líquido alimenticio durante la jornada, de tal manera que no se interrumpa esa producción.

“Si yo no me extraigo la leche en mi jornada laboral, va a disminuir, porque cuanto menos se saca, menos se produce. Ese es otro de los factores que hacen que las mujeres tengan dificultades para seguir amamantando a sus hijos. Y si seguimos reemplazando la leche materna por otro tipo de leche, el niño se va a enfermar. Lo mismo pasará si no cubre sus necesidades básicas de apego, contacto y salud”, refiere Mara.

En general, las madres tampoco tienen la posibilidad de llevar a sus niños a sus sitios de labor. “La mujer siempre ha trabajado a lo largo de la historia, pero lo hacía con su hijo al lado. Hoy la conformación de la estructura de trabajo no nos permite eso. Es una realidad y tenemos que separarnos de nuestros niños”, se lamenta Mara.

En Paraguay, los permisos por maternidad son ahora más extensos, por lo que una mujer que ha parido hoy puede permanecer cuatro meses y medio con su bebé. Sin embargo, el periodo crítico abarca un semestre, ya que los primeros seis meses son los más delicados, debido a que un recién nacido solamente debe alimentarse de leche materna, no de otra cosa.

“Por eso es una gran conquista quedarnos cuatro meses y medio. No conseguimos seis meses porque eso requiere una gran inversión, y en este país se invierte en cualquier cosa menos en la salud de los niños”, se queja.

Otro aspecto que aborda la campaña es el cultural. “En primer lugar, no hay asientos donde una pueda sentarse para amamantar en los comercios, en la vía pública, en las plazas. A eso se suma que dar la teta está mal visto porque hoy los senos sirven para promover la sexualidad”, dice Mara.

Las activistas de la lactancia libre afirman que las tetas no son vistas como fuente de alimentación, de salud de la población, y abogan porque se cambie esa visión hipersexualizada de los pechos, ya que ese órgano, en las mujeres, no debería asociarse exclusivamente con la sexualidad.

Ponerse la camiseta

Lo que Amamanta Paraguay está llevando adelante en la actualidad, a través de una agencia, es el pacto en las redes sociales, grabando videocasos, contactando con influencers. Y se consiguió que un número grande de personas se sumen a la campaña, buscando generar un impacto visual. En ese contexto, también se está involucrando a los hombres para que tomen un rol protagónico en la campaña.

“Para el hombre, ponerse la camiseta tiene una connotación simbólica, pero el fin mayor es que también esté incluido, apoye y luche por ese derecho. A nivel social, eso implicaría un gran cambio, porque si bien es cierto que entre mujeres podemos apoyarnos, que lo haga un hombre a favor de la lactancia materna, de su pareja, de su familia, de su hermana, de su tía, de quien sea, va a generar un cambio en la población masculina también, que lo va a ver y normalizar”, dice Patricia.

Prohibir o desalentar el libre amamantamiento atenta contra lo natural, contra el derecho del niño a alimentarse en el momento en que lo requiera. Y también influye emocional y psicológicamente en la mujer, que se siente menospreciada, intimidada, lo que a su vez le quita libertad, causas que hacen que, lamentablemente, disminuya la lactancia materna.

“Mucha gente no ve la importancia de esto. Aparte de ser un momento de alimentación para el bebé, es una construcción del vínculo con ese niño que, cuando sea grande, va a ser parte de la sociedad. La lactancia en nuestro país tiene que ser vista de una forma normal, como lo que es, fisiológica y de vínculo de apego con ese bebé, porque estamos construyendo seres humanos con los cuales en el futuro nos vamos a relacionar”, agrega Patricia.

Cuidar que la alimentación de los bebés sea la correcta es asegurar que los ciudadanos de mañana sean adultos de provecho. Cualquier iniciativa que estimule una lactancia libre debe ser apoyada y difundida; y contar con un marco legal que asegure ese derecho no puede seguir esperando. Que esta campaña no se corte.

Fotos: Javier Valdez / Getty Images

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Edad ideal

¿Hasta qué edad debe mamar un niño? El destete normal de un ser humano tiene que ser alrededor de los siete años. Pero la recomendación del MSP, en consonancia con la OMS, es amamantar por lo menos hasta los dos años.

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Propuesta de ley

Por ahora no pasa de ser una intención, pero las iniciativas están dirigidas a contar con un marco legal que proteja la libre lactancia en cualquier sitio. El proyecto de texto legal debería estar redactado así: “Todas las mujeres en Paraguay tendrán derecho a amamantar libremente en cualquier lugar sin ser objeto de discriminación”.

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Pensado para madres

Alina Lacarrubba encontró una salida creativa a una realidad desfavorable para su maternidad reciente. Desde hace dos años confecciona prendas pensadas para dar comodidad a las mujeres a la hora de amamantar. “Me Hace Bien nació debido a mi propia necesidad, porque no encontraba en el mercado nada que me ayude en esta etapa. Son diseños especiales con aberturas para que una pueda darle de mamar tranquila al bebé, sin tener que pasar por momentos desagradables”.

Alina reconoce que nunca fue echada de un lugar público por darle de mamar a su hijo, pero aclara que sí fue invitada muchas veces a sentarse en un lugar fuera de la vista de la gente para hacerlo.